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sábado, 17 mayo,2025

El árbitro se encargó de estropear la actuación del Real Madrid (1-1)

Expulsó a Bellingham de El Sadar, al parecer porque el jugador dijo “Me gusta la fruta”

Parece que lo que Bellingham dijo fue: “Me gusta la fruta”, pero el colegiado, un tal Munuera, que gana alrededor de 300.000 euros al año, entendió otra cosa y expulsó al inglés, en el primer tiempo. Y ahí terminó con el brillante juego del Real Madrid en El Sadar, ante un Osasuna que siempre le tiene ganas.

Funcionaba el Real Madrid como un Rolex y en el minuto 15 iba ganando por 0-1, merced a un gol, primoroso de Mbappé, a pase perfecto de Valverde desde la derecha.

El Madrid seguía jugando muy bien, tras el gol, pero el árbitro Munuera no veía las faltas que le hacían al equipo blanco dentro y fuera del área, ignorando manos y derribos. Y con un árbitro en contra es muy difícil ganar el partido. Aún así, con un jugador menos, el Madrid se fue a la caseta ganando por uno a cero. Hacía equilibrios, no contra el Osasuna, sino contra el director del partido, enviado expresamente por su comité para aguarle la fiesta al Real Madrid.

En la segunda mitad, un pisotón de Kamavinga a Budimir, cuando éste ya había perdido el balón en el área, hizo que el VAR reclamara la presencia del árbitro ante la pantalla. El colegiado del VAR, un tal Trujillo, de Las Palmas, es todavía peor árbitro que Munuera, y más anti madridista,  así que vio mosquitos en el horizonte. A pesar de que el jugador del Osasuna, repito, ya había perdido el balón cuando lo pisó imprudentemente Kamavinga, el colegiado de campo señaló penalti. Y marcó Budimir porque Courtois no  detiene una pena máxima desde que jugaba en juveniles, en su Bélgica natal.

Y ahí se acabó el partido y así el árbitro se salió con la suya. Los colegiados españoles son unos acomplejados, que quieren demostrar su autoridad por la fuerza. Casi nunca se habla de los árbitros en Europa. En España son casi siempre los protagonistas, pierden autoridad sobre el campo por sus malas decisiones y quieren recuperarla a fuerza de convertirse en dictadorzuelos de campo.

Casi siempre se les complican los partidos y los que actúan en el VAR no les ayudan, sino todo lo contrario. Recuerden a la pareja que le pitó al Madrid contra el Español, hace un par de jornadas. El tipo del VAR, un tal Iglesias Villanueva, tenía que haber sido suspendido a perpetuidad, tras no advertir a su compañero del campo de la entrada temeraria del jugador del Español –de cuyo nombre no quiero acordarme— a Mbappé. Están ambos en la nevera, pero no hay peligro de congelación. Volverán.

El Madrid dormirá líder, gracias a la cagada del Atlético en el Metropolitano ante el Celta, a la espera de lo que haga el Barcelona el lunes ante el Rayo Vallecano. Pero el Barcelona le estuvo pagando durante años al jefe de los árbitros, o al segundo, un tal Negreira, y no ha pasado nada. Ni pasará. La mafia arbitral no está controlada desde Madrid, ténganlo claro. La mafia arbitral en España acabará con el fútbol, si nadie lo impide.

Miren, yo la última vez que fui a ver un partido al Bernabéu fue un Real Madrid-Atlético de Madrid, creo que una final de la Copa del Rey. Arbitraba un tal Clos Gómez, que ahora creo que es el jefe del VAR. Nunca he visto una parcialidad tal en un colegiado, ni una animadversión tan flagrante contra los madridistas. Y mira que yo soy tolerante. Fue una vergüenza. ¿Qué voy a esperar de los subordinados si el jefe es parcial y claramente contrario a un equipo? Jamás había visto un tipo con tanta caradura arbitrando un partido de fútbol. ¡Y lo nombran jefe del VAR!

¿Del partido de ayer? Mejor no hablar. Un equipo con once y otro con diez, por muy bueno que sea el de diez, juega en inferioridad. Unan a esto al árbitro en contra y concluirán que nunca se puede ganar así. La competición está adulterada. Pero interesa que el Madrid no vuelva a ganar la Liga.

¿Saben por qué el Real Madrid tiene 15 Copas de Europa en su museo? Porque no le pueden pitar árbitros españoles. Sus partidos en Europa los dirigen los mejores colegiados del mundo y los españoles son muy malos. Pero malos de solemnidad. Cada árbitro español tiene un dictador dentro y eso los hace aborrecibles.

A. Hernández-Romero
A. Hernández-Romero
Bajo el seudónimo de A. Hernández-Romero escribe un colectivo de periodistas deportivos que colabora con este periódico.

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