- Publicidad -
Cajasiete
miércoles, 18 junio,2025

Don Clemente, no se olvide de que soy abogado

Era inevitable hacer un alto en el camino para ver en qué estado se encuentra la profesión de abogado. Con más razón, una parada resulta casi obligatoria al cumplirse el próximo 30 de mayo el Día de Canarias. El Burgado cumple su primer aniversario en esa fecha. Todos los que me conocen saben que soy abogado y que, de alguna manera, en los diversos artículos que he escrito para El Burgado existe un enorme apego por el oficio de letrado. He intentado llegar a los lectores de forma divulgativa, pero con la precisión propia de las conclusiones de un juicio tras practicarse la prueba.

Así que, lo primero que debo hacer es dar las gracias por ejercer la profesión de abogado que tanto me ha ayudado en mi quehacer diario y en la redacción de diversas crónicas para El Burgado. Probablemente, la visión jurídica de la vida no sea fácil de sobrellevar. Básicamente, no sólo tienes que analizar lo que percibes por los cincos sentidos, sino también no perder de vista lo que se llama la relación procesal. ¿Y qué es esto último? Algo así como las reglas que rigen los juicios. O, dicho de otra manera, un viaje en el que tienes que evitar otra travesía porque en el camino de la justicia sabes cómo se entra, pero nadie sabe realmente cómo se sale.  De momento, eso sigue siendo así, por mucho que se quiera enfatizar el papel de los acuerdos. Después de todo, una transacción también es susceptible de incumplirse.

Vamos ahora con don Clemente. Esta persona encarna las diversas vicisitudes que le pueden pasar a un cliente imaginario a lo largo de su vida. Por su supuesto, llega el momento en el que don Clemente se sienta delante de la mesa del despacho de su abogado. Realmente, don Clemente es el mejor que conoce su caso, aunque sea obvio decirlo. Pero llega un momento en el que don Clemente, que es muy buena persona, se solidariza con su abogado.

Además, de pagar al abogado sus honorarios, don Clemente se preocupa por el bienestar de su abogado y le da numerosos consejos en base a su dilatada experiencia vital. Y es que don Clemente ha viajado por todo el mundo. Don Clemente ha sobrevivido a crisis económicas y a otros temblores un poco más sutiles. Don Clemente ve que su abogado lo ha pasado mal económicamente y procura darle ánimos para que salga adelante. Sin embargo, llega un momento en el que el propio abogado intenta poner el barco al pairo y dice lo siguiente: “Don Clemente, no se olvide de que soy abogado”.

Tras hablar con don Clemente, el abogado comienza a redactar uno de tantos escritos que ha hecho a lo largo de su vida. Para un abogado, un buen escrito, es cómo salir a flote e impulsar un gran barco. Aunque llueva, truene, internet no funcione o se avecine el fin del mundo, el abogado hará llegar su particular crónica jurídica allí donde haga falta. Aunque el abogado le dejó claro a don Clemente que sólo existía un asesor jurídico entre los dos, siempre recordará con gratitud su buena fe y buenas intenciones. Otra cosa será que a don Clemente le den la razón.

Jaime Díaz Fraga
Jaime Díaz Fraga
Abogado. Experto en movilidad internacional.

1 COMENTARIO

  1. Feliz aniversario para el burgado! Y otro muy bien artículo Jaime. Sobre todo para ustedes los abogados que tienen que saber llevar a los clientes y por otro lado los expedientes. Sigo compartiendo y te seguimos leyendo

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -spot_img
spot_img

LECTOR AL HABLA