
Bueno, vamos al lío. Hay materia, no crean ustedes. El rey Federico de Dinamarca, ese monarca que le gusta a Genoveva Casanova, y a la recíproca, ha tomado una decisión, a la vista de que Trump quiere comprar Groenlandia, una isla de más de cuatro veces la extensión de España, hoy dependiente de Dinamarca en estas tres competencias: asuntos exteriores, defensa y, sobre todo, en relación a las perras que les cuestan a los daneses la isla y sus 53.000 habitantes, que viven de la pesca y de las coronas danesas; o de los euros, que yo no sé si todavía existen coronas danesas o no. Pues ha dicho el rey que, para que rabie Trump, que parece haberse vuelto majareta, cambia su escudo de armas.

Quita los leones coronados de Schleswig, que pertenecen al escudo de armas de la península de Jutlandia, y mete el carnero de las Islas Feroe, por si a Trump le da también por hacerles una oferta, en dólares, a los de allí. Con el estatus político y económico de las Islas Feroe, que disfrutan de un estatuto autónomo interesante con Dinamarca, vacilábamos nosotros con el querido Antonio Cubillo, paz descanse, cuando las sacaba a colación para tratar de lograr asimilar su situación política a la relación de Canarias con España. Sobre todo el no menos querido Ángel Isidro Guimerá, paz descanse también, que no daba tregua al líder del MPAIAC cuando sacaba el tema en “El Perenquén”, el inolvidable programa de Canal 7. Bueno, pues el rey Federico también añade, ya refiriéndome a Groenlandia, otro cuartel a su escudo. Incluye el oso plateado de Groenlandia, en donde ha tenido el descaro de aterrizar el yerno de Trump en el avión del suegro. Se trata de un oso con la lengua roja que jubila al blanco oso polar, propio de más arriba, del Polo Norte, y también retira al carnero groenlandés y a las tres coronas. Son símbolos que no sirven para nada, pero allí, en Dinamarca, sí que valoran mucho estos cambios.

Y ahora me pongo más serio. Uno de los predicadores habituales de Internet ha anunciado una invasión inminente de Marruecos a Canarias, primero pacífica –para que España no pueda intervenir, por motivos humanitarios— y luego violenta, con poder otorgado a los invasores (jóvenes todos ellos) para invadir pisos, asaltar comercios y sembrar el caos en las islas. Como seguramente el moro conoce íntimamente a Sánchez (por razones de Pegasus), a lo mejor le promete, a cambio de una conveniente desidia en la represión de la invasión, devolverle los teléfonos suyo y de la Bego, y más si nuestro Ejército no interviene. El monarca moro está como una cabra y capaz de eso sí que es. Su padre, que era más listo, ya organizó la Marcha Verde y no se cortó un pelo hasta que no le prometieron el Sahara. Pues este otro puede hacer lo mismo.

Tiene un amiguito que le acompaña a todas partes, el deportista español Yusef Kaddur. A los dos se les ha visto en estos días en Abu Dabi, en amor y compaña. Kaddur es campeón del mundo de no sé qué. De grappling, o algo así, que es una lucha marcial de esas raras. El tío este es de Melilla y se le supone íntimo del rey moro, no de Boaddil el Chico, que ese ya está criando malvas, sino de Mohamed VI, hijo de Hassan II y nieto de Mohamed V. Cuidado, que lo mismo que se está volviendo loco Trump intentando comprar Groenlandia se puede haber vuelto majareta el rey de Marruecos, de quien dice que son famosas sus pérdidas de aceite, refiriéndome con ello a pérdidas mentales y eludiendo cualquier otras referencias a pérdidas de aceite por otro lado del cuerpo humano, tipo retambufa, que también los hay que pierden por ahí. Pues que tenga mucho ojo el CNI, que active a sus agentes en Marruecos y que averigüe si lo que dijo el predicador en las redes es verdad, si hay algún plan de invasión, aunque sea pacífica. Aunque ya lo hay y es evidente: miles de marroquíes, entre ellos muchos menores, se han establecido legal e ilegalmente en España y delinquen lo que pueden unos y otros se comportan. Pero todo puede responder a un plan, que el moro es muy versátil en eso de los planes y de las ocurrencias. El moro es, en sí, un estratega. Y mi pregunta es si nuestro Ejército está preparado para repeler las agresiones, pacíficas y violentas, del hermano marroquí. Porque Juan Carlos los contenía con palabras, porque era más listo que ellos. Pero no sé si Felipe –y Letizia— son tan listos como papá y suegro. Yo estoy preocupado, porque no quiero ver subir un moro a mi azotea en actitud beligerante, con órdenes directas de su monarca de mandarme a tomar por culo. A tomar por culo que se vaya el moro. En fin, espero que no me condenen por un delito de odio por decir esto, porque yo no los odio, lo que quiero es que no aparezcan por aquí, en masa, a quitarme lo poco que me ha dejado Hacienda. Para dárselo después al moro, por la gracia de Sánchez, para que pague la gasolina de los jeeps/patrulla de la frontera, que también le hemos regalado, quitándoselos a la Guardia Civil. ¿Eh, Marlasca, amiguete, machote? Cuidado, porque los sociatas están muy ocupados con jalear a Franco, en vez de calcular los riesgos posibles que acechan a un país dejado de la mano de Dios: este, que se llamaba España.