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Un grupo de altos funcionarios venezolanos, encabezados por la vicepresidenta Delcy Rodríguez y su hermano Jorge, presidente de la Asamblea Nacional, habrían impulsado en los últimos meses una serie de gestiones diplomáticas discretas para presentarse ante Estados Unidos como una alternativa más aceptable al régimen de Nicolás Maduro. Las propuestas, mediadas por Catar, planteaban una transición política sin Nicolás Maduro, pero con continuidad en el poder del chavismo.
De acuerdo con fuentes citadas por el Miami Herald, emisarios cataríes trasladaron a Washington dos propuestas formales —en abril y septiembre de este año— que delineaban un posible relevo de Maduro. En ambos escenarios, Delcy Rodríguez asumiría la presidencia temporal, mientras que el exministro del Interior Miguel Rodríguez Torres, actualmente exiliado en España, lideraría un gobierno de transición.
El argumento central de los emisarios era que los hermanos Rodríguez representaban una versión más moderada del chavismo, sin vínculos judiciales directos con el narcotráfico en Estados Unidos. Sin embargo, exfuncionarios del régimen han señalado a ambos de colaborar con el Cártel de los Soles, red criminal que, según investigaciones internacionales, opera dentro de las fuerzas armadas venezolanas.
Las gestiones se realizaron a través de Doha, donde Delcy Rodríguez mantiene estrechos vínculos con miembros de la familia real catarí. Según las fuentes, un alto representante de esa familia habría actuado como mediador entre Caracas y Washington en temas de inteligencia y cooperación económica.
Las propuestas fueron entregadas por el enviado especial estadounidense Richard Grenell, quien previamente había negociado la liberación de ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela. No obstante, la Casa Blanca rechazó avanzar en las conversaciones, interpretando el plan como un intento de mantener intactas las estructuras del régimen bajo una nueva fachada, conocida informalmente como “Cartel Lite”.
Este planteamiento buscaba garantizar la salida de Maduro con inmunidad judicial, permitir su permanencia en Venezuela o exilio en Catar, y abrir el sector energético a empresas estadounidenses. Sin embargo, una facción dura en Washington —encabezada por el secretario de Estado Marco Rubio— bloqueó cualquier acuerdo que no implicara un cambio total de régimen.
Mientras tanto, las tensiones entre ambos países han aumentado. El presidente Donald Trump anunció nuevas operaciones militares en el Caribe para combatir el narcotráfico, atribuyendo la acción a la necesidad de neutralizar organizaciones vinculadas al régimen venezolano. Caracas, por su parte, denunció que Washington utiliza acusaciones “falsas” como pretexto para justificar una intervención.
Las maniobras diplomáticas lideradas por los hermanos Rodríguez no lograron modificar la postura de Estados Unidos, que considera inaceptable cualquier transición que mantenga en pie el aparato político y económico del chavismo. En medio del aumento de la presión militar y las sanciones internacionales, el futuro político de Maduro y su círculo más cercano permanece incierto.