Los cuatro intermitentes constituyen una señal inequívoca de que no se dan las circunstancias normales. De repente, el estado de las cosas, en mayor o menor intensidad, varía. Pero es un tipo de cambio lo suficientemente importante para hacer detonar el sentido de la precaución. Salvo que tengas la habilidad de ver un vehículo desde el aire, en puridad solamente podrás ver dos indicadores de señal funcionando al mismo tiempo. Debido a ello, la sensatez y buen juicio requieren un gran esfuerzo, si quieres ver los cuatros intermitentes.
El problema de la técnica intermitente o entrecortada es que su eficacia se encuentra limitada en el tiempo. Dicho de otra manera, nadie prestaría atención a cuatro luminosos funcionando durante veinticuatro horas. Tampoco, se podría entender como un acto de picardía o insinuación que una persona te picara de ojo durante mucho tiempo.
Existen determinados asuntos en los que el interruptor de los cuatro intermitentes no hace falta pulsarlo. Se supone que previamente tuvo que existir un chispazo, pero en ocasiones no existe rastro alguno de quién pudo activarlo y cómo lo hizo. Así, por ejemplo, imagínate el siguiente tema que suele estar envuelto en cuatro luces discontinuas: mi ego, mi alter ego y tu ego. Mi ego representa la consciencia que tengo de mí mismo y la postura que tengo sobre la vida. Lo normal es que un ego se encuentre con otro ego, pero cada uno sus propios y diferentes intereses. Rara vez un ego descubre su alter ego, es decir, una persona de absoluta confianza.
Al hilo de lo anterior, leyendo El Burgado estos días, me llamó la atención de una cita de un escritor francés que se llama La Bruyêre. En El Burgado, en su edición digital, siempre aparece al final, una breve colección de máximas de la experiencia. Por supuesto, les recomiendo su lectura, después de disfrutar con el contenido de las diferentes secciones. Pues bien, vamos al mencionado autor francés. Decía La Bruyêre lo siguiente: “Más vergonzoso es desconfiar de los amigos que ser engañado por ellos”.
Ahora bien, el sentido de la prudencia es la mejor manera de entender las interacciones entre personas. Aunque la realidad suele distar mucho de ese deseo. No creo que a nadie le guste ser engañado; pero, ¿cómo se pueden detectar las mentiras? La trola abunda más que la verdad. Tal como dije con anterioridad, un intermitente conectado eternamente es ineficaz. Y, probablemente, el archiconocido La Bruyêre con su frase se refiera eso. Simplemente, no podrías vivir con un letrero de luces de neón a cuestas.
Más arriba, de alguna manera, también había comentado que la conexión entre las personas era como una triada, es decir, como una cadena con tres partes: mi ego, mi alter ego y tu ego. En los tiempos de La Bruyêre, no había móvil. En la actualidad, el tercer elemento de la ecuación ha desparecido, es decir, tu ego. En pleno siglo XXI hemos dejado de interactuar con otras personas de forma directa y presencial. Desde un servidor virtual, muy lejano, se nos sugestiona de forma continua en búsqueda de un alter ego ficticio que nunca sale gratis. Lamentablemente, estoy más solo que nunca: sin alter ego real y sin tu ego.
Dios Lo Bendiga. Mucha Sabiduría En Cada Mensaje.