- Publicidad -
Cajasiete
18.4 C
Santa Cruz de Tenerife
martes, enero 21, 2025

Con Frank Domínguez, en el Victor´s Café

En los años 80 y 90 íbamos mucho a Nueva York un grupo de amigos, algunos por negocios, yo para comprar joyas de discos y CDs para Radio Burgado, en Casa Bofill, en la Octava Avenida, y todos para divertirnos.

Fuimos tantas veces que llegamos a considerar a Nueva York como nuestra segunda casa. Esas visitas nos dieron la oportunidad de acercarnos a amigos que luego resultaron ser entrañables, como Félix Lam, el fotógrafo de los famosos latinos, que ahora es nuestro corresponsal en la Gran Manzana.

Muchas noches nos íbamos a cenar a la calle 52, al Victor´s Café, propiedad de un cubano que tenía otro restaurante parecido en Miami, del mismo nombre. Se llamaba Víctor del Corral. Víctor era muy amigo del campeón del mundo de los ligeros, el mejor boxeador de todos los tiempos en este peso, Roberto “Mano de Piedra” Durán. Nosotros coincidimos muchas veces en la barra del Victor´s Café con “Mano de Piedra”, yo tengo una gorra firmada por él con una cariñosa dedicatoria. Creo que Roberto vive, pero Víctor del Corral murió hace más de una década.

Frank Domínguez, junto al piano.
Frank Domínguez, junto al piano.

Una de las veces que fuimos a cenar –estaban también presentes Javier y Carlos Zerolo— vimos que actuaba un pianista que no era habitual en el local. Tocaba maravillosamente bien y la gente se puso en pie cuando inició la canción “Tú me acostumbraste”, tan controvertida porque fue adoptada como un himno por colectivos gays de ambos sexos durante mucho tiempo, en silencio, como se hacían antes estas cosas. Una melodía preciosa.

Yo le pregunté a un camarero cubano, al que llamaban Iberia porque siempre viajaba en esta compañía, un hombre con mucha pluma que se dedicó a coleccionar objetos de la empresa aérea de bandera española, hasta lograr un museo. Iberia me dijo: “Pero, chico, ¿tú no sabes quién es ese? Es Frank Domínguez, autor de “Tú me acostumbraste”, es un genio como pianista. Compuso hasta canciones para Beni Moré; en Cuba era Dios”.
Francisco Manuel Ramón Dionisio Domínguez Padrón había nacido en Matanzas (Cuba) en 1927 y falleció en Yucatán (México) en 2014. Compuso varias melodías que cantaron ídolos en América como Chavela Vargas. Se encontraba por aquella fechas en Nueva York y no sé si Víctor del Corral lo contrató o si él accedió a sentarse en el piano, como había hecho desde los 8 años.

Formó parte del famoso movimiento “filin” de Cuba y era un genio de la composición. Yo me quedé absorto, viéndolo interpretar boleros y baladas al piano. “Tú me acostumbraste” lo cantaron desde Andrea Bocelli, pasando por María Dolores Pradera, Domenico Modugno, Olga Guillot, Los Sabandeños, María Bethania, Luis Miguel, Sara Montiel, los Gipsy King, Pedro Vargas, Caetano Veloso y un montón de artistas más procedentes de todas partes del mundo.

Su autor era conocido como Frank Domínguez Padrón y tenía, naturalmente, con esos apellidos, orígenes canarios. Su padre era el farmacéutico de Matanzas y él ingresó en la Universidad de La Habana y se graduó en farmacología, profesión farmacéutica que nunca ejerció. Murió a los 87 años en Yucatán, donde residían sus hijos.

Nos dio un verdadero concierto y Frank tocaba sobre todo boleros, aunque también compuso pop y melodías maravillosas que dieron la vuelta al mundo en la voz de artistas insuperables. Yo lo fui a saludar y le dije que era su admirador más sincero. Me atendió como la gente de Latinoamérica atiende a todo el mundo. Incluso creo que nos dedicó una canción a los canarios allí presentes.

En esa época, Nueva York daba gusto. Y no como ahora, que está carísimo todo. Nosotros éramos asiduos del Victor´s Café, donde hoy comer a la carta no baja de 100 euros por persona, más o menos como nuestro Los Limoneros, si no pactas un menú.

En fin, que aquella fue una noche muy bonita, compartiendo rato con tan grande compositor, además de origen canario, como canario era el mismísimo Ernesto Lecuona, autor de la inolvidable “Siboney” y de la opereta, preciosa, “María la O”. Por cierto, no es verdad que Lecuona haya muerto en el Mencey, como cuenta la historia.

Lecuona estaba cenando en casa de sus primos, en La Laguna, durante un viaje a la isla, llamó a un taxi para que lo recogiera y lo llevara a su hotel, el Mencey. Pero en el trayecto se sintió mal y el taxista decidió ir directamente al Mencey, en vez de a la casa de socorro de la Plaza del Príncipe, para que desde allí llamaran a un médico. Cuando el galeno llegó, Ernesto Lecuona ya estaba muerto, como así lo certificó. Un infarto. Luego el compositor murió en un taxi. Quede para la historia.

OPINIÓN

Publicidad
Memorias ligeras

ACTUALIDAD

“La era dorada comienza ahora”

Donald Trump toma posesión como presidente USA: “A partir de ahora en los Estados Unidos sólo hay dos géneros, el masculino y el femenino” “Sacaremos del país a millones de ilegales y mandaré tropas a la frontera sur, tras declarar la emergencia nacional”

Aarón Afonso será secretario general del PSOE en Tenerife

Pedro Martín fue vetado por Ferraz y Luis Yeray, que era el candidato deseado, no quiso presentarse
Publicidadspot_img