Lo único que no ha podido colonizar el felón de Sánchez es el Poder Judicial. Isabel Perelló, aunque adscrita, como tantos otros excelentes magistrados y jueces, a la Asociación Jueces para la Democracia, es una magistrada con personalidad, con fama de justa y con pedigrí de sabia. Tiene 66 años, una edad en la que ya lo ha visto todo en el mundo judicial y todavía joven para desempeñar el puesto con la fortaleza que le da su carrera impecable, sobre todo en el área de lo Contencioso-Administrativo. Se enfrenta a 100 vacantes de sedes judiciales, a la renovación de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo y, sobre todo, a las decisiones que algunos catalogan como arbitrarias y políticas del Tribunal Constitucional, presidido por un socialista de pro, Cándido Conde-Pumpido. Conde-Pumpido se ha reunido de magistrados de sapiencia muy cuestionada para conformar una mayoría que le aprueba todo a Sánchez. Es decir que los españoles sufrimos la vergüenza de que el Tribunal Constitucional, que tiene también en su plantilla magistrados muy competentes, se parezca mucho más al Tribunal Supremo de Venezuela que al prestigioso cuerpo de juristas intérpretes de la Constitución que siempre tuvo esta instancia en España, compuesta por los mejores magistrados, que tanto hicieron por la aplicación justa y cabal de nuestra Carta Magna. Una Constitución que entre Sánchez y Conde-Pumpido quieren destruir ahora, dando cobertura a leyes injustas y no constitucionales, como la de amnistía para los sediciosos catalanes que declararon unilateralmente la independencia y que produjeron desórdenes con daños para el erario público y, sobre todo, un grave atentado contra la decencia política. Y fueron perdonados en bloque. Ayer, en su incesante colonización, Sánchez cometió otra tropelía: nombró presidente del Banco de España a un ministro en ejercicio, José Luis Escrivá, cargándose de otro plumazo la independencia del banco emisor. Esto parece no tener fin, pero cuando caiga el felón va a caer con gran estrépito político. Y, si no, ya lo verán. No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista.
miércoles, diciembre 11, 2024