Todo apesta. Todo apesta a país podrido, a territorio cutre, a desgobierno. Todo induce a pensar que están esquilmando a los ciudadanos, ahora que estamos en el periodo de la renta, para que otros se lo metan en el bolsillo o para subvencionar a los ilegales que se meten en España. Todo huele a perros muertos, a políticos corruptos, a presidente sin rumbo y a familiares frescos. Todo parece manchado de caca y uno se cansa de la caca, coño, porque no es agradable. Hay personajes que viven en las cloacas y que salen para embadurnar de su porquería a personas honorables, todo para que un tipo siga en el poder. Un tipo que no ha ganado nunca unas elecciones y que más de media España detesta. Pero ahí sigue, luego algo falla en el sistema, no están blindadas las instituciones, ni la Justicia funciona con la celeridad que debiera, por muy garantistas que queramos ser. Está todo cuestionado: el Tribunal Constitucional, el Banco de España, el Centro de Investigaciones Sociológicas, una buena parte de los medios de comunicación, la Abogacía del Estado, la Fiscalía, pero ¿a dónde hemos llegado? El pesimismo se apodera de los españoles de una forma espantosa y hoy estamos pendientes de lo podrido que van a sacar mañana los periódicos, porque no hay un solo día del año sin un escándalo, una mamandurria o un truco pendenciero. Esto no hay quien lo aguante ya, porque apesta mucho más que una mofeta. Pero ahí siguen, pegados a la teta, personas aparentemente serias que cuando no estaban en el poder tenían –algunas, otras no— trabajos honorables y que aceptaron ser una especie de sicarios de un dictadorzuelo de aldea, iletrado y de aspecto chulesco, que consiguió meterse ahí con la ayuda de los desalmados del País Vasco y de Cataluña, y de algún verso suelto, como a veces ha sido Canarias, y siempre los partidos creados para favorecer y enriquecer a sus líderes (Podemos, Sumar, etcétera). No sé quién ganará al final la guerra, porque esto es una carrera de resistencia (el que resiste, gana) y en ello están todos empeñados sin solución de continuidad. Qué pena. Porque no éramos tan malos.
lunes, 23 junio,2025