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Cajasiete
viernes, 23 mayo,2025

Cariaquito morado

¿Crees en la fortuna? ¿Caben las acciones jurídicas para exigir un poquito de suerte? No hace falta que respondas a estas preguntas. Lo mejor es echar a suertes no sólo esas cuestiones sino cualquier cosa que transcurra por tu cabeza. No obstante, cuando intentes llevar la idea anterior a la práctica, te percatas de lo siguiente:  el ambiente sería irrespirable en un mundo basado solamente en la suerte.

Los seres humanos nos entusiasmamos con la construcción de amortiguadores para sobrellevar las frustraciones y lo que no entendemos.  Más bien la premisa teórico-práctica sería no dejar nada en manos de la suerte, aunque ocasiones podamos manufacturar un resorte de tipo espiritual para paliar el efecto de los baches. Algunos lo llaman amuleto. No deja de ser una manera de digerir y aliviar los inevitables tragos amargos.

Llega un momento de saturación en la que intervienen sucesos fortuitos y casuales. La suerte y la desgracia se suelen reencontrar durante unos escasos segundos. La batalla resulta ser épica y de lo único que puedes estar seguro es que en un futuro no muy lejano alguien te recordará lo que habrá pasado.   Tendemos a pensar que siempre sucederá algún suceso negativo. Y por eso solemos decir que tengas suerte o que te vaya bien. Algunas personas de forma irónica suelen despedirse susurrando que te vaya bonito, aunque esto último daría para hacer otra crónica.  El comportamiento humano se guía por la siguiente máxima de la experiencia:  en la vida hay que esperar lo mejor y prever lo peor. Tiene toda la pinta que es así. Cuando realmente no puedes controlar lo que ocurrirá, entonces invocas a la diosa fortuna.

Parece que existen casos en los que la suerte nada puede hacer. Así, por ejemplo, ocurre con el libro que prestamos a alguien. Cuando no te pierden la biblioteca, te la devuelven estropeada por tomos. Otro caso paradigmático es la buena persona que se tropieza con un pícaro que es capaz de atraer toda la surte para él y nadie más.  El espabilado siempre ha sabido manejarse con la desdicha de los demás. El desvergonzado siempre hace leña del árbol caído. Desde un punto de vista jurídico, frente a la suerte, no puedes esperar encontrar un remanso de paz e igualdad. La fortuna y sus sucedáneos son desiguales por naturaleza. En un plano político, la suerte no forma parte de ningún programa electoral.

Más preguntas y más madera para desnudar a la suerte.  ¿Podríamos dejar el gobierno de un país en manos de la suerte? ¿La inteligencia artificial recurre a la suerte para confeccionar sus vaticinios?  ¿Cabría una acción jurídica de jactancia frente a la persona que nos impone su suerte? Sólo me voy a detener en la última pregunta. La acción de jactancia sirve para exigir que se condene a alguien a que interponga una demanda de tal manera que si no lo hace perdería el derecho del que hace gala. Efectivamente, habrá que analizar el contenido de la suerte y su proyección. Aunque parece que la suerte no se mueve en el terreno jurídico y que simplemente no se puede adquirir ni exigir bajo ninguna acción jurídica. Habría que ver la intensidad de las connotaciones morales de esa suerte que tanto se anhela o se padece. Se podría pensar en una demanda cuya pretensión sea alcanzar la suerte que tiene otra persona, aunque sea un mero pellizquito.

Tras leer lo anterior, probablemente, un jurista aprehensivo se habría reído un montón. Pero yo le diría que por lo menos he conseguido tres cosas al mismo tiempo: una sonrisa, una reflexión y un título para una obra de teatro. Un tres por uno no es fácil de obtener. De las tres cosas, lo importante es siempre diferenciar los pros y los contras, es decir, una buena reflexión.

Finalmente, para que este artículo de opinión sea un éxito, ¿deberíamos bañarlo en cariaquito morado? La creencia popular atribuye a esta planta propiedades terapéuticas. También, muchas personas creen que el cariaquito morado es capaz de traer buena suerte. ¡Quién sabe!

Jaime Díaz Fraga
Jaime Díaz Fraga
Abogado. Experto en movilidad internacional.

1 COMENTARIO

  1. Que Excelente Escritura Llena De Tantas Verdades, hay que leer y volver a leer para poder entender el contenido de palabras pocas usuales en el lenguaje Coloquial. pero cuando logras interpretar te das cuenta de cómo enriquecemos Nuestro Conocimiento. Gracias Muchas Gracias Por Cada Escrito Que Nos Alimenta El Alma En Este Mundo Tan Corrompido. Dios Le Bendiga.

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