En las Islas Canarias siempre se ha sabido que nuestro clima es más que un paraíso para los turistas; es también un vergel perfecto para la flora. En esta ocasión, el Parlamento de Canarias ha decidido sembrar una nueva semilla en este jardín: el uso del cannabis para fines medicinales.
Como un alisio que acaricia las laderas de nuestras montañas, la noticia llegó suave pero profundamente a todos los rincones del Archipiélago. Se abre así una puerta, que hasta hace poco parecía sellada bajo llave, hacia el uso compasivo y regulado de una planta que ha sido tanto vilipendiada como venerada a lo largo de la historia.
El proceso para llegar aquí no ha sido más sencillo que el de preparar un buen gofio amasado. Requiere paciencia, entendimiento y, sobre todo, un respeto profundo por las tradiciones y las nuevas perspectivas. La decisión del Parlamento de abrir el debate y considerar la regulación es un claro reflejo de una sociedad que prefiere la curiosidad científica al estigma.
En términos prácticos, lo que el Parlamento propone es un marco de cultivo, distribución y consumo controlados, que asegure que cada grano de esta planta medicinal llegue solo a quienes más lo necesitan, al igual que una madre sabe exactamente cuánta sal necesita su potaje para que esté en su punto.
Para los que hemos estado en el terreno, trabajando mano a mano con la tierra y con aquellos que buscan en esta planta un alivio a su dolor, la decisión del Parlamento es como un amanecer en el Teide. Brinda luz a las posibilidades terapéuticas del cannabis, pero también despeja las sombras de dudas y temores infundados.
Aún así, como en cualquier buena vendimia, el fruto solo será tan bueno como el cuidado que se le dé. En este sentido, es vital que la regulación sea tan clara como el agua de nuestras costas y que se establezcan medidas rigurosas para evitar cualquier marea que pueda desviar este esfuerzo hacia aguas turbulentas.
Estamos preparados para navegar por este nuevo mar de oportunidades, asegurando que cada paso que demos esté firmemente anclado en el cumplimiento de la ley y en el bienestar de nuestros clientes. Nos esforzaremos por ser los guías en este camino recién abierto, ayudando a esclarecer dudas y a proporcionar un servicio que sea tan confiable como el faro de Orchilla.
El camino hacia el uso medicinal del cannabis en Canarias está, sin duda, lleno de promesas. Como un buen malvasía, tiene el potencial de mejorar con el tiempo, siempre y cuando se cultive con respeto, conocimiento y cuidado. Levantamos nuestra copa a este nuevo capítulo, listos para contribuir con nuestra experiencia y compromiso con la excelencia.
