Cada minuto que pasa soy más guapo

El título escogido para este artículo de opinión puede parecer un tanto soberbio, contundente y arrogante. Seguramente, esa es la primera impresión que te habrás llevado cuando lo hayas leído. O tal vez el título haya destapado la curiosidad en ti por saber cómo se consigue ser más guapo cada minuto que transcurre. Y es que el tiempo parece jugar en contra. Otro factor serían los estereotipos. Curiosamente, cada época tiene sus arquetipos y tópicos. Se suele decir que la moda es pasajera mientras el estilo es para siempre.

Para el gran público y la cultura de las masas, probablemente, el título de este artículo de opinión tal vez debería ser otro: no hay nadie que cada minuto sea más guapo. Un empresario avispado te diría que tiene un remedio para conseguir ser más guapo cada minuto. En cambio, un modesto autónomo te diría que no pierdas el tiempo en eso. Les adelanto que lo mejor es ver las cosas con sentido del humor y dejar a un lado el tema crematístico. Sin lugar a duda los mejores analgésicos son los que no tienen efectos secundarios. La risa no tiene efectos secundarios y resulta gratuita. Sólo requiere un poco de imaginación. Recuerdo una vez, en medio de una clase, reírnos durante más de media hora. Realmente, nadie sabía el motivo de la risa. Pero cuando comienza la risa, cada minuto que pasa la risa es más risa. Otro buen analgésico que no tiene efectos secundarios es pensar que tu corazón está rodeado de resortes. Es la mejor manera de sobrellevar los desamores. Hay algunos resortes que llevan incluso alarma incorporada.

Ciertamente, hay algunas palabras o expresiones que llaman más la atención que otras. Y es que la palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha. Así que puede ser que para quien te escucha no seas más guapo cada minuto. Lo más probable es que para quien te escuche, que representa la otra mitad de la palabra, piense seguidamente en otra voz o expresión: ponte esto, compra aquello o no digas eso. Ese sería el esquema clásico de los famosos perros de Pavlov: un estímulo tiene una respuesta. Aunque tu perro cuando te vea, te confirmará con el hocico que cada minuto que pasa eres más guapo. Sin embargo, un persona lo más probable es que te cuestionará. Seguidamente, esa persona te recomendará que escuches una canción de Iggy Pop, José Luis Perales, Julio Iglesias o de Shakira. Y es que el mundo funciona así.

El problema realmente surge cuando estamos sometidos a un bombardeo de información. Hasta no hace mucho tiempo, más que un exceso de información, lo que había más bien eran pocos medios de comunicación. Piensa por ejemplo que hoy en día, incluso, existen pocos canales de televisión y radio. El exceso de información más bien ha llegado desde las redes sociales. Pero el efecto sigue siendo el mismo. Si la información es muy abundante, mostramos más bien indiferencia ante la imposibilidad de procesar tanta información. Por su parte, cuando existen pocos medios de comunicación, no puedes contrastar la información que recibes. Actualmente, el legislador está preparando una hilera normativa para atajar la desinformación. Pero me llama la atención que siempre se subestima la capacidad de análisis de las personas. Creo que nadie puede suplir esa característica tan humana: sacar tus propios conclusiones de lo que ocurre y pasa en el mundo.

La mejor manera de sobrellevar el exceso de información es crear un espacio propio entre el sentido del humor y la cultura de las masas. Esta sugerencia no guarda relación alguna ni con los libros de autoayuda ni con sus consejos. En ningún libro de autoayuda se explica que lo difícil de un consejo no es darlo sino saber aceptarlo.

La construcción de un espacio vital propio no es fácil, pero sí de lo más apasionante. Nada que ver con la arrogancia y con la soberbia. Tampoco, son necesarias bendiciones de ningún tipo. Especialmente, no son necesarias las arengas de tipo futbolístico. Cada uno construye su propio espacio y se complementa con otros. Olé.