La Comisión Europea (CE) ha abierto una investigación formal contra Google por presuntas prácticas anticompetitivas vinculadas al uso de contenidos de medios de comunicación y vídeos de YouTube para entrenar sus sistemas de inteligencia artificial (IA), sin compensar adecuadamente a los creadores ni ofrecerles la opción de rechazar ese uso.
Según la CE, Google podría estar distorsionando la competencia al concederse acceso privilegiado a grandes volúmenes de contenido, lo que le permitiría desarrollar sus productos de IA —como “AI Overviews” o “AI Mode” en su buscador— en ventaja frente a desarrolladores rivales.
El problema concreto que investiga Bruselas tiene dos vertientes. Por un lado, la generación de respuestas basadas en IA en los resultados de búsqueda de Google podría estar sustentada en textos de artículos y otros contenidos de editores web sin remuneración justa ni opción de exclusión, lo que —según la CE— daña a los medios, que dependen del tráfico procedente de Google para su supervivencia. Por otro lado, los vídeos subidos a YouTube podrían haber sido utilizados para entrenar los algoritmos de IA de Google sin compensar a sus creadores, y bloquear al mismo tiempo a otros desarrolladores el acceso a ese contenido, lo que podría limitar la competencia en el desarrollo de IA.
Google ya fue multada en 2025 con 2.950 millones de euros por prácticas abusivas en publicidad digital. La Comisión subraya que la innovación que aporta la IA “no puede producirse a expensas de los principios fundamentales de nuestras sociedades”: derechos de autor, remuneración justa, pluralismo informativo y competencia real en el mercado.
Si la investigación concluye que Google ha infringido la normativa comunitaria, la empresa se enfrentará a sanciones que podrían ascender a multas de hasta el 10 % de su facturación global anual.
No se trata solo de controlar algoritmos, sino de preservar un ecosistema digital justo, donde los medios y creadores reciban compensación por su trabajo, se garantice el pluralismo informativo y la competencia no quede reducida a unas pocas plataformas con poder dominante. La investigación de la CE contra Google puede sentar jurisprudencia para el uso de contenidos online en IA y definir los límites éticos y legales de la revolución tecnológica.





