Da vergüenza y causa zozobra cuando en cualquier medio de comunicación ves a los que han sido presidentes de España, llenos de razón, llenos de la verdad, de prepotencia y, encima, creyéndose con la superioridad moral de dar lecciones y creerse ejemplos no sé de qué. De cualquiera que nos venga a la mente únicamente vamos a recordar lo que se han llevado del pueblo español.
Hemos visto cómo un expresidente de España, en colaboración con varias personas con prohibición de entrada en un país europeo, propicia lo que ocurrió en la Embajada de España en Venezuela, mientras un señor que ha ganado las elecciones de Venezuela firma un documento negando la realidad, y pidiendo asilo político en España. El señor Rodríguez Zapatero, que ya por España no puede hacer más, confirma la noticia con su sonrisa sibilina y sus ojos llenos de ironía; porque, como dicen en nuestra tierra, “parece que no mea y empapa”. A pesar de los abucheos que recibe en Venezuela y en España, sigue pavoneando su razón y su ego allí por donde pasa, sin un mínimo de escrúpulo o vergüenza. Porque es evidente que el oro es lo que lo mantiene. Y las ganas de que le concedan el Nobel de la Paz lo tiene ciego, “solucionando” problemas para crear más.
En una conferencia, otro expresidente, menos elegante que el anterior, pero que a lo de altanero no lo gana nadie, dice sin ningún género de duda: “Si Israel no gana, la próxima batalla será en las costas del Sur de Europa”. Y esta afirmación la hace en el mismo tono con el que dijo que no iba a pedir disculpas por la guerra de Irak, teniendo todos en nuestra retina aquella foto que se hizo con George Bush y Tony Blair, donde quedó más que patente sus ganas de poder y de ambición. Lo hace para seguir metiendo miedo y constante politización social, porque eso es lo único que logran. No hablan para tratar de que se entienda una situación o para calmar tensión, lo hacen para dividir y polarizar más. Porque es innegable que Israel genera conflicto con todo aquel que tiene al lado y que sigue las órdenes de su hermano, Estados Unidos.
Ya el ridículo más espantoso lo ha hecho nuestro expresidente Mariano Rajoy, del que sabemos que además del whisky le encanta hacerse el gracioso, aunque ya conocemos que el humor del gallego hay que entenderlo; porque no ha sido humor lo que ha practicado en una reciente conferencia en Galicia con otro expresidente, Felipe González, cuando ha afirmado que da igual quién se presente en España, de qué partido sea. Y que si alguien se acordaba de quién era UPyD o Se acabó la fiesta, porque en España siempre han gobernado PP y PSOE. Y mientras lo decía, Felipe González asentía con una sonrisa.
No han hecho sino confirmar que el régimen del 78 hace aguas por el descaro de quiénes un día creyeron hacer el bien, pero que realmente lo único que han conseguido es conformar un modelo donde sólo ellos estén en el poder, el bipartidismo. Que sólo ellos se llenen los bolsillos y el resto del pueblo, los borregos españoles, cada cuatro años vayamos a llenar unas urnas que no sirven para nada, porque ellos ya saben cómo funcionará todo. Lo dicen en alto, sin el más mínimo disimulo; se ríen y se mofan en nuestra cara.
Por eso es por lo que Felipe González, como propuesta, presenta que se tiene que “resetear la Constitución”; y Mariano Rajoy igualmente aboga por reformarla. Y ello porque están viendo entrar a otros, se les acaba el bipartidismo y, claro, no es lo mismo un queso para dos que empezar a dividirlo en trozos. Y sacan a relucir, como pavos reales, su majestuosa cola y pregonan a los cuatro vientos lo que es lo mejor. Para ello tienen a casi todos los medios de comunicación de la mano, regados de dinero, mientras a otros pocos hasta un video le censuran, para convencernos de que la solución la tienen ellos. “Las dos grandes fuerzas en España”, dicen.
El bipartidismo de expresidentes, incluyendo al presidente actual, no es sino un claro ejemplo de qué es lo que nos gobierna, y de cómo ha venido siendo. Es hora de acabar con esto. Está en manos de nosotros demostrarles que este sistema, tal y como lo están usando, no es el correcto, y que la política no está en ellos, está en el pueblo. Que la ideología parte de ser honesto y de trabajar por el proyecto propuesto, cueste lo que cueste. Y está claro que el bipartidismo lo menos que ha practicado es honestidad.