Lo peor de los nombres compuestos es que la gente los confunde y se arma tremendos líos con ellos. Por ejemplo, si un señor se llama Andrés Manuel, pues tienden a decirle Manuel Andrés; si otro se llama Juan Manuel la generalidad lo menta como José Manuel. Y si uno se llama Ángel Víctor corre el peligro de que el comisionista Aldama lo llame –como así fue– Víctor Ángel, o que los musicólogos le atribuyan el nombre de Víctor Pablo, como se llama el conocido director que fue de la Orquesta Sinfónica del Cabildo. Víctor Pablo fue, para los tinerfeños amantes de lo clásico, un músico de leyenda. Los que nunca se equivocan son los venezolanos, casi todos los cuales se llaman José Gregorio, en memoria de aquel médico santo. A ningún compatriota se le ocurriría llamarlo Gregorio José. Por eso, quizá, el ministro de no sé qué, Ángel Víctor Torres, que además es secretario general del Partido Socialista Canario, se haya armado tremendo lío, no ya con los nombres, sino con el franquismo. Ha dicho, en presencia del felón de La Moncloa y en el congreso socialista del Sur, no sé si se celebró en Adeje o por ahí, que “en el franquismo a las mujeres no se les permitía estudiar”. Lo cual es una mentira solemne y una estupidez supina, muy propia de un ministro, pero impropia de un profesor de lengua como es él, si la memoria no me falla. Añadió la patujada de que, por eso, su madre no pudo nunca escribir su nombre (¿el suyo, el de su madre propiamente?), lo que sí pudo hacer su abuelo (por los avances de la II República, supongo). Oiga, que las mujeres no pudieron estudiar con Franco es una gilipollez ensordecedora. Pues no tengo yo amigas contemporáneas que han sido brillantes estudiantes universitarias, que han destacado en todos los frentes y que han sido, y son, pozos de sabiduría. Joder con Víctor Ángel, vaya tontería que se le escapó, puede que enfoguetado por ver a su jefe, el felón, tan cerquita de él, sonriendo, ignorantón, ante sus poco sabias palabras. Yo diría que cuando uno es ministro de no sé qué, debería ser también más comedido y me parece bien que quiera meterle torpedos en el culo a la memoria de Franco, pero mentir, aunque en los países latinos se tolere y hasta sea incluso causa de risa, en los anglosajones no está bien visto. Y yo en eso de la mentira me considero un anglosajón, joder, que ya está bien de tanto trolero trotando por el mundo como un caballo desbocado. Si quieren mearse en Franco, a mí me la suda, pero decir que Franco impedía estudiar a las mujeres es una memez como la copa de un pino. Así que, Víctor Manuel, mejor que enarboles otro discurso en tus congresos y te dejes de decir gilipolladas que bastantes gilipollas hay ya en política para que aumentes la nómina. Y eso es lo que quería decir. Es mejor llamarse Nemesio, que ese nombre sí que no falla.
martes, febrero 18, 2025