El Gobierno alemán ha anunciado una serie de medidas destinadas a reducir la migración irregular y reforzar la seguridad interior. Entre ellas, destaca la decisión de rechazar en las fronteras terrestres a solicitantes de asilo, anulando una instrucción verbal de 2015 que impedía tales rechazos.
El nuevo ministro del Interior, Alexander Dobrindt, explicó que esta política busca limitar el número de migrantes irregulares y las solicitudes de asilo en Alemania. Aunque no se cerrarán las fronteras, se intensificarán los controles, lo que conducirá a más rechazos. Dobrindt subrayó que los grupos vulnerables, como niños y mujeres embarazadas, no serán afectados por esta medida.
Además, se incrementará la presencia de la Policía Federal en las fronteras. Desde octubre de 2023, cuando se introdujeron controles temporales en las fronteras con Polonia, República Checa, Austria y Suiza, se ha rechazado a 30.000 personas que pretendían ingresar irregularmente.
Estas medidas se implementan en un contexto de creciente debate migratorio en Alemania, acentuado por recientes atentados y cambios en el liderazgo del gobierno, con Friedrich Merz como nuevo canciller.
La decisión ha generado reacciones mixtas en la comunidad internacional. Algunos países vecinos han expresado su preocupación por el impacto de estas medidas en la libre circulación dentro del espacio Schengen. No obstante, el Gobierno alemán sostiene que estas acciones son necesarias para proteger la seguridad nacional y gestionar eficazmente la migración.