El futuro canciller alemán, Friedrich Merz, ha asegurado el apoyo de Los Verdes para una reforma constitucional que permitirá a Alemania embarcarse en una ambiciosa agenda de gasto en defensa e infraestructuras. El acuerdo, que se cerró tras días de intensas negociaciones, incluye un fondo de 100.000 millones de euros para el medio ambiente, lo que sirvió para convencer al partido ecologista de respaldar la iniciativa. No obstante, el pacto ha generado dudas sobre su impacto a largo plazo y la coherencia ideológica de los actores involucrados.
Más allá del contenido del acuerdo, el procedimiento empleado para su aprobación ha levantado suspicacias. En lugar de esperar a la constitución del nuevo Bundestag, Merz y el SPD han decidido acelerar el proceso con la actual legislatura, evitando así la minoría de bloqueo que la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y la formación de izquierdas Die Linke habrían podido ejercer en el nuevo parlamento. Esta estrategia ha sido denunciada ante el Tribunal Constitucional, que finalmente desestimó las impugnaciones, aunque la controversia persiste: ¿se está ignorando la voluntad de los votantes expresada en las recientes elecciones?
La reforma abre las compuertas a una inyección de capital sin precedentes en la economía alemana, pero también plantea serias incógnitas. El freno constitucional a la deuda se mantendrá en términos nominales, pero la nueva estructura permitirá a los Estados federados endeudarse por primera vez hasta un 0,35% del PIB. A corto plazo, esto podría aliviar la crisis industrial y modernizar infraestructuras críticas, pero a largo plazo podría generar dependencia de un gasto estatal descontrolado y obligar a futuras generaciones a lidiar con una deuda creciente.
Así, mientras Merz celebra la aprobación del acuerdo como una demostración de liderazgo y unidad política, los analistas advierten sobre la posible erosión de la estabilidad financiera alemana. La pregunta clave sigue en el aire: ¿es este el comienzo de una nueva era de inversión responsable o simplemente un acto de oportunismo político con consecuencias imprevisibles?