Víctor de Aldama participó anoche, en directo, en el programa Horizonte, que dirige en Cuatro Íker Jiménez. Estuvo hablando 31 minutos con Íker Jiménez y con Carmen Porter. Y volvió a dar titulares que deberían preocupar al Gobierno.
Indico que es consciente de que “cuantas más pruebas saque, más en peligro está mi vida. Y, por supuesto, mi seguridad no la pongo en manos del Ministerio del Interior, porque a pesar de que no dudo de la profesionalidad de las fuerzas de seguridad del Estado, hay sectores que están politizados”.
Se preguntó por qué no dimite el ministro Ángel Torres, cuando dijo que si hubiesen whatsapp cruzados conmigo lo haría. Y los hay. Siguió señalando a Torres en lo del piso de Atocha, que él supuestamente alquilaba para fiestas privadas de Torres, Koldo y Ábalos, entre otros. “Yo sólo me ocupaba de alquilar el piso y del catering, de las señoritas se ocupaba Koldo”, dijo.
En relación al famoso sobre que presuntamente contiene pruebas definitivas contra gente muy relevante del Gobierno parecía aludir a fotografías y otros documentos. Se desprende que algunos de ellos no dejan bien parado a Marlaska, ministro del Interior, al menos por lo que se deduce de las declaraciones de anoche.
“Están muy nerviosos”, dijo, “y me quieren meter en la cárcel para que no hable, lo que ocurre es que el juez Pedraz les ha contestado que aporten nuevos datos que justifiquen mi reingreso en prisión”.
Indicó Víctor Aldama que la cárcel lo había hecho más fuerte y, con relación al famoso sobre, volvió a decir que “hay algo muy fuerte en él que llega a La Moncloa”.
Dijo que han intentado por todos los medios borrar el contenido de su móvil, incluso en la nube, “pero yo tengo una copia encriptada que ya está en poder de la UCO y de mi informático. No lo han conseguido eliminar”.
Sobre los presuntos disparos a su coche indicó que existen tres impactos que podrían ser del calibre 22, pero que ese tema lo han dejado, porque será muy difícil demostrarlo fehacientemente.
Vamos a hacer un inciso. Con una bala del calibre 22 –lo llaman el calibre de los asesinos— mataron a John Palmer, alias Goldfinger, el famoso hombre del time-sharing en Tenerife, en el jardín de su casa, en Gales. Es tan pequeño el calibre que la bala estaba alojada en una parte vital de su cuerpo y en el primer examen forense no se detectó el proyectil y se achacó la muerte a un infarto. Luego se encontró la bala alojada en su corazón.
Aldama aseguró que han intentado acercamientos con él (sin citar a quiénes, sólo a la “otra parte”), “pero me he negado”. Y reveló que ha pactado con un medio de comunicación contarlo todo (no citó al medio).
Se mostró seguro en sus planteamientos y no titubeó. Parece que uno de los que están en el punto de mira es Ángel Víctor Torres. Y parece ser que la corrupción llega a La Moncloa, cosa que desde luego no sorprende a nadie. Pero hay que saber concretamente a quiénes llega la corrupción, aunque indicios existen para dar y regalar y obviamente lo que se sospecha está en el aire. A ver lo que contiene el sobre.