Israel ha fulminado al líder de Hamás y terrorista reclamado por crímenes contra la humanidad y otros delitos por la Fiscalía de la Corte Penal Internacional, Ismail Haniya. Había sido primer ministro con la Autoridad Palestina, presidida por Mamoud Abbas, y era el líder del grupo terrorista Hamás y señor absoluto de la franja de Gaza. Vivía en Catar, pero se había trasladado a Teherán para la toma de posesión del nuevo presidente iraní. Un ataque aéreo, supuestamente con drones, acabó con su vida y con la de un guardaespaldas en la residencia de Teherán donde se alojaba. El Mosad seguía sus pasos y en cuanto abandonó su refugio seguro de Catar recibió un ataque que destruyó la vivienda en la que pernoctaba. A Haniya lo habían detenido los israelitas, hace 18 años, en el paso fronterizo con Egipto de Rafah, con 30 millones de dólares en efectivo, para pagar a los terroristas de Hamás y a miembros de la Autoridad Palestina. Israel dijo que lo dejaría pasar a él, pero con la condición de que dejara en Egipto el dinero, que sería depositado en una cuenta oficial de la Liga Árabe. Era dinero iraní, probablemente, que es el país que mayoritariamente financia a Hamás. Miembros armados de Al Fatah, el grupo político-militar palestino fundado por Yaser Arafat, y pistoleros de Hamás, se pelearon en la frontera por el dinero, a tiro limpio, y al final de la refriega resultó herido un guardaespaldas y un hijo de los trece que tenía Ismail Haniya. Haniya ha sido reclamado por la Corte Penal Internacional por delitos de exterminio, toma de rehenes, abusos sexuales, asesinato, violación y tortura. Era un prenda, el tío. Aunque Israel no afirma ni niega su participación en la muerte de Haniya, todo parece indicar que ha sido obra del Mosad, el servicio secreto israelí, en colaboración con la fuerza aérea. Se quita así de en medio Israel a un terrorista sin escrúpulos que se ha cobrado la vida de un número no conocido de israelíes, a lo largo de muchos años. Para los palestinos tampoco fue siempre un personaje grato. Era un tipo ambicioso, que dirigía y financiaba con dinero iraní el grupo terrorista Hamás. Israel ha ido matando sistemáticamente a miembros de su familia, trece de ellos en un solo ataque. Cuatro de sus hijos han muerto en atentados y varios de sus nietos. Haniya cobraba el 20% del valor de todas las mercancías que entraban desde Egipto, por el paso de Rafah, a la franja de Gaza, y se le consideraba como un auténtico millonario. Cualquiera no, con esos presupuestos. Desaparece un líder histórico de Hamás, un asesino y un hombre con muchas muertes en la mochila. Israel, como siempre –y hace bien— ni afirma ni niega su participación en el disparo del misil que acabó con la vida del líder de Hamás, uno de los más antiguos objetivos de los servicios secretos israelíes. Irán ha anunciado represalias. ¿Contra quién? Nadie puede asegurar la autoría del ataque que acabó con la vida del terrorista.
jueves, enero 16, 2025