- Publicidad -
Cajasiete
sábado, 12 julio,2025

Adiós al aforamiento y ¿si me lo pienso? Aforadito estoy mejor, cariño

Santos Cerdán ha hecho lo impensable: anunciar que renunciaba al aforamiento y comparecer voluntariamente ante el juez, pero se lo pensó.

Santos Cerdán dimitió de todo el jueves. Eso comunicó. Y cuando me preguntaron respondí algo así como que eso era de valientes. Está en las redes mi respuesta. Cerdán es un valiente, llegué a decir  y a fecha de esta crónica no ha entregado el acta de diputado. ¡Vaya!  Qué ingenuo puedo llegar a ser.

Yo lo discutí con Rafa, el jueves pasado, me extraña que entregue el acta y deje de ser un aforado, no me lo planteo, pero todo apuntaba a que sí, pero luego ha sido que no. Aunque entregar el  acta de diputado, eso lo hacen pocos. ¿Lo hará? Ya veremos. Ábalos no lo hizo y se atrincheró en ella. Pero es que a este Santos Cerdán que fue la mano derecha de Sánchez le han pillado con el carrito de los helados y su jefe esta triste.  Muy triste.  Y le pide de urgencia que deje el acta de diputado.  Y, ¿dejará la trinchera, los escudos y los blindajes? Si es así, qué valiente el tío. El que fuera secretario de organización del PSOE, ese cargo tan bonito y opaco,  que  devuelva su escaño en el Congreso y, con él, renunciar a los tres chalecos antibalas del político español medio: la inmunidad, la inviolabilidad y, por supuesto, el sagrado aforamiento. Y ahora resulta que por ahora no, bueno, al menos cuando estoy terminando estas letras. Pero parece que sí.

Es decir, que dijo que se bajaba del coche oficial y que cogía el taxi judicial como cualquier hijo de vecino. A diferencia de Ábalos, su exjefe en la cadena de corruptela socialista, que ese sí que sigue aforado como un percebe en las barbas de una ballena, Cerdán, pensaba yo, que se presentaría ante el juez como simple ciudadano. Lo que en román paladino significa que, si el magistrado ve motivos, puede investigarlo sin pedirle permiso al Congreso ni enviarle un ruego con papel timbrado. Pues parece que le entró el cague y se lo esa pensando.

Yo el jueves le reconocía cierta valentía. No es común en la política española renunciar voluntariamente al blindaje procesal. Más bien lo habitual es lo contrario: basta ver el caso de su compañero Miguel Ángel Gallardo, quien optó por la vía contraria —agarrarse al fuero como quien se amarra al mástil en plena tormenta—, solicitando expresamente su aforamiento al ver que se le complicaban las cosas. Lo de Cerdán, por contraste, era casi una heroicidad a la inversa: dejar la inmunidad sabiendo que lo que viene no es precisamente un paseo. Pero es domingo por la tarde, cuando estoy escribiendo estoy por ahora sigue aforado y con sus privilegios. Así que voy a enviar ya esta crónica a redacción.

Todo esto ocurrió porque la Guardia Civil —esa institución que, cuando no dirige el tráfico y pone multas, se mete a desvelar las costuras del poder político— entregó un informe que no deja mucho a la imaginación. Habla de “indicios consistentes” y de una participación “clave” en una presunta organización criminal cuyo modus operandi incluía adjudicaciones públicas, mordidas privadas y una coordinación entre Cerdán, Ábalos y el ya célebre Koldo que haría palidecer al organigrama de una start-up. No se escandalicen tanto, esta vez les ha tocado a ellos, animo a que pinchen algunos teléfonos de servidores públicos más mundanos y ya verían.

Y aquí viene la parte jugosa, la de Cerdán, y es anunciar que dejaba  su aforamiento, abriendo la puerta a que el magistrado del Supremo continúe la instrucción en pieza separada sin suplicatorios al Congreso. Nada de exposiciones razonadas, ni de preámbulos cortesanos a la Cámara. Si el magistrado considera que hay conexión suficiente entre los hechos atribuidos a Koldo y Ábalos y los que se le atribuyen a Cerdán, podrá meterlo en la misma cazuela procesal sin consultar al chef supremo. Pero esto por ahora no se sabe. Al terminar estas letras sigue aforado.

Claro que, entre ritos y recovecos, aún hay debates técnicos. ¿Debe incluirse en la misma causa si opta por no ser aforado? ¿Perjudicaría eso a su derecho a la doble instancia? El Supremo lo ha dejado claro: el aforamiento es personal e intransferible. Y Bruselas también se ha hartado de decir que eso de arrastrar a los no aforados a juicios únicos en el Alto Tribunal es más propio de operetas judiciales que de democracias avanzadas. ¿Y qué somos en esta España actual? Ustedes respondan y concluyan.

Entre tanto, sus compañeros de partido —los mismos que ponían la mano en el fuego por él— ahora están en la unidad de quemados. La primera que entró fue la vicepresidenta y cabeza de partido en Andalucía. Aquellos que nos hablaban de su honestidad “a prueba de todo” han mutado en estatuas de sal, mirando hacia Ferraz como quien espera instrucciones de evacuación.

Pero dejemos, por un momento, el fuero judicial y volvamos a la serie de Netflix en la que se ha convertido la política en España. Cerdán no sé si se irá, pero si lo hace no se va por nobleza ni sentido del deber. Se va porque lo han cazado y el aire empieza a oler a preventivo. Quizás por eso no dejará el blindaje ni el privilegio. No lo sé. Quizás no lo estudiaron lo suficiente y pensó entregar el acta demasiado rápido y dejando caer que comparecerá voluntariamente ante el Supremo el próximo 25 de junio. O quizás quiera algo a cambio del aforamiento, ¿quién sabe?

¿Será investigado? Todo indica que sí. ¿Habrá más nombres? También. ¿Alguien acabará en prisión preventiva? Ya es más dudoso. Pero, al menos esta vez, uno de ellos parecía no parapetarse tras el escaño. Se agradecía el detalle de valentía.

Pero no nos engañemos. Esto no va de santos ni de cerdanes. Va de un sistema que ha fabricado una cultura de impunidad transversal. Hoy le toca al PSOE, ayer fue el PP, y mañana, será otro si estos se descuidan.

Lo que pasa con la corrupción es que cambia de sede. Y esto no se soluciona cambiando de partido, sino de sistema electoral. Uno donde el diputado no deba su puesto al dedo que lo coloca en la lista cerrada, sino al ciudadano que lo elige. Porque mientras el escaño siga siendo propiedad del partido y no del votante, los trajes a medida se seguirán cortando en la sastrería del poder, presidente o secretario general de turno. ¿O alguien conoce a los que conforman las listas? Las listas normalmente la forman los paniaguados que le interesan al jefe del partido de turno. Y prueba mata a relato. Miren las listas.

Y, claro, cuando sube la marea todo parece limpio. Pero baja. Siempre baja. Lo que no deja lugar a dudas es que en este PSOE del sanchismo se lleva meses escuchando cómo crujen las cuerdas del barco.

Eso sí; cuando baje la marea, veremos quién estaba sin bañador. Y la marea está bajando muy rápido. Por ahora deja la unidad de quemados saturada.

Juan Inurria
Juan Inurria
Abogado. CEO en Grupo Inurria. Funcionario de carrera de la Administración de Justicia en excedencia. Ha desarrollado actividad política y sindical. Asesor y colaborador en diversos medios de comunicación. Asesor de la Federación Mundial de Periodistas de Turismo. Participa en la formación de futuros abogados. Escritor.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -spot_img
spot_img

LECTOR AL HABLA