Han muerto dos personajes de la jet. Uno es Jimmy Giménez-Arnáu, 80 años, de mi promoción en la Escuela de Periodismo de La Laguna (vino a matricularse aquí porque se peleó con casi todos los profesores de la Escuela Oficial de Madrid y no lo aprobaban). De mi promoción, pero tres años mayor. Padre diplomático, nació en un barco que navegaba por las costas del Brasil. Tres mujeres, una de ellas, la primera, nieta de Franco, Merry, con la que acabó muy mal después de un tormentoso matrimonio. Tuvieron una hija. Esta fue la descendencia de Jimmy. Tertuliano, culto, buen poeta, excelente escritor, no soportaba a Sánchez –en esto nos parecemos mucho— y simpático, con mala leche en muchas ocasiones.
Y también ha muerto Luis Ortiz, 74 años, marido de la viva y coleando Gunilla Von Bismark, una de las reinas de Marbella, descendiente de un káiser, personaje típicamente nacida para figurar en cócteles y saraos, protagonista de la mejor Marbella, la de Alfonso Hohenloe, Jaime de Mora y Aragón, Jesús Gil y de toda aquella basca infernal que hizo de la Costa del Sol el lugar más divertido y con más glamour del mundo mundial. Ya no existen personajes como estos, uno de los últimos eran Jimmy y Luis Ortiz, muy distintos entre ellos, pero con el denominador común de la fama. Ortiz padecía cáncer de próstata desde hacía años y se estaba, además, dializando en la clínica Quirón de Marbella. A mí me da pena de Jimmy, bueno, de los dos, pero es que a Jimmy lo conocí en la Laguna, gran perravinícola, juerguista y poco estudioso. En la Escuela/nevera de la Universidad vieja copiaba los exámenes como un loco y era elemento de fogalera y tente tieso. Ya digo, de mi promoción. Estuvo poco tiempo aquí, no venía casi nunca. Creo que sólo a los exámenes de reválida y a algunas clases, para despistar. Algunos días y noches en Casa Pepe el Gago. Yo creo que lo aprobaban por aburrimiento. Asiduo de los programas del corazón, ponía siempre la nota ácida en esos espacios, pero destacaba por su cultura y opinaba libremente. Leí algunos poemas suyos y aunque no soy, ni mucho menos, un experto ni un asiduo crítico de poesía, me parecieron muy buenos. Hoy ocupan los dos, con justicia, este espacio de la farándula, porque le dieron buen lustre al corazonazo y al glamour de la Marbella de los buenos tiempos, de los tiempos en que atábamos los perros con longaniza. Va a ser difícil olvidarlos y yo no sabía que Jimmy estaba enfermo aunque últimamente difería mucho sus apariciones en televisión. Creo que también escribía para El Debate. Ya digo que era un buen periodista y un tío con mucho mundo: había viajado por todas partes, dada la condición de diplomático de su padre. Y era un crack. Siento mucho la muerte de estos dos personajes, repito, me caían bien.