La luz que recorre las calles empedradas, las fachadas de colores, las torres y casonas históricas que dibujan el perfil de la ciudad, junto a escenas de vida cotidiana en plazas y rincones del casco.
La Laguna abre una ventana en Madrid a su esencia más universal. La Delegación del Gobierno de Canarias en la capital acoge hasta el 30 de diciembre la exposición fotográfica “25 años de La Laguna, Ciudad Patrimonio Mundial”, una muestra que cierra el año de celebraciones por el 25 aniversario de la declaración de la ciudad por la UNESCO y que quiere, al mismo tiempo, proyectar su imagen más allá del Archipiélago.
La exposición reúne una veintena de fotografías procedentes del fondo de la Concejalía de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento. Es una invitación a pasear La Laguna con la mirada, sin salir de Madrid.
Identidad lagunera en plena Gran Vía
En la inauguración, el alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez, recordó que con esta cita “se cierra un año de celebraciones que han puesto en valor la singularidad histórica y cultural de nuestra ciudad” y subrayó que llevar la muestra a Madrid sirve para “defender nuestra identidad más allá de las Islas”.
La sede de la Delegación del Gobierno de Canarias en Madrid se convierte así en un pequeño escaparate lagunero en plena capital. Por sus salas no solo pasan representantes institucionales, sino también madrileños curiosos, turistas y, muy especialmente, miembros de la comunidad canaria residente en la ciudad, que encuentran en estas imágenes un espacio de memoria y pertenencia.
El discurso visual de la muestra se apoya en la propia historia urbana de la ciudad. No en vano, La Laguna fue declarada Ciudad Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1999 por ser el primer ejemplo de ciudad colonial no fortificada diseñada íntegramente según los ideales racionales y humanistas del Renacimiento.
Su trazado en damero, concebido a finales del siglo XV, se convirtió en modelo para numerosas ciudades fundadas después en Iberoamérica, desde Lima a Cartagena de Indias. Pasear por sus calles es, en cierto sentido, recorrer un prototipo de ciudad atlántica que luego se replicó al otro lado del océano.
Más allá del plano, la ciudad conserva un rico tejido arquitectónico que va del siglo XVI al XXI: casas señoriales con patios de madera, edificios religiosos de distintas épocas, sedes académicas y equipamientos culturales contemporáneos. La exposición pone el foco en estos contrastes, mostrando cómo conviven en pocos metros la piedra volcánica de los templos más antiguos, los balcones de tea, los colores vivos de las fachadas y los usos actuales de los espacios.
Una ciudad viva
Uno de los aspectos que la muestra quiere destacar es que La Laguna no es un decorado congelado en el tiempo. Su casco histórico está habitado, lleno de comercios, cafeterías, aulas universitarias, pequeñas empresas culturales y servicios.
Es una ciudad viva, donde el pasado dialoga con la vida cotidiana. Las fotografías recogen esa mezcla: una procesión que pasa junto a un grafiti, estudiantes que cruzan plazas históricas, mercados tradicionales junto a nuevos espacios creativos.
Al traer esta lectura visual de la ciudad a Madrid, el municipio refuerza también su diplomacia cultural. La exposición se inscribe en una estrategia más amplia: consolidar a La Laguna como referente histórico y creativo, y tejer alianzas con instituciones culturales, administraciones públicas y agentes del sector turístico y educativo.
La capital del Estado es, en este sentido, un lugar clave para posicionar su marca como única Ciudad Patrimonio Mundial de Canarias.
La muestra, de acceso libre y gratuito hasta finales de diciembre, ofrece a quien se acerque algo más que un conjunto de buenas fotografías. Propone mirar La Laguna como lo que es: una ciudad que nació como laboratorio de ideas urbanas hace más de cinco siglos, que inspiró a otras urbes del Atlántico y que hoy intenta equilibrar la conservación de su legado con la vida de sus habitantes.
