El Congreso de los Diputados vivió este jueves una sesión decisiva en la que el Gobierno logró dos resultados clave: la aprobación en el pleno de la Ley de Servicios de Atención a la Clientela —una norma que llevaba casi quince años pendiente— y el rechazo a una enmienda del PP que pretendía suprimir la fecha de cese definitivo de tres centrales nucleares. Ambas votaciones se resolvieron gracias a la actuación de Junts, partido que, pese a su ruptura política con el Ejecutivo, terminó apoyando la tramitación de la ley y absteniéndose en la votación sobre las nucleares.
La ley de atención al cliente, pactada con Junts, obliga a las grandes empresas a ofrecer una atención humana, limita las llamadas comerciales no autorizadas y garantiza la atención en las lenguas cooficiales donde proceda. El texto, que llevaba años paralizado en los cajones parlamentarios, salió adelante en el pleno y fue remitido al Senado para su continuación en la Cámara alta.
En el otro frente, el pleno rechazó la enmienda introducida por el PP desde el Senado —que buscaba eliminar la “fecha de cese definitivo” de las centrales de Almaraz (Cáceres), Ascó I (Tarragona) y Cofrentes (Valencia)— al contabilizarse 171 votos a favor, 172 en contra y siete abstenciones, todas de Junts. Esa abstención impidió que la iniciativa del PP prosperara y mantuvo el calendario de cierre vigente para esas instalaciones.
El rechazo a la enmienda fue celebrado por el Ejecutivo y por quien defiende que cualquier modificación del calendario nuclear requiere aval técnico del Consejo de Seguridad Nuclear, mientras que el PP defendió su propuesta como necesaria para la seguridad del suministro energético. El enfrentamiento político reúne así argumentos técnicos, económicos y electorales que seguirán presentes en el debate público.
La simultaneidad de ambas votaciones convertía la jornada en una de las últimas grandes pruebas parlamentarias del mandato.
