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El Gobierno alemán ha cerrado la puerta a cualquier especulación sobre un posible cambio en su posición respecto al reconocimiento de las lenguas cooficiales españolas en las instituciones europeas, desmintiendo así las expectativas generadas el viernes tras conocerse el inicio de conversaciones bilaterales entre Madrid y Berlín sobre esta cuestión.
Stefan Kornelius, portavoz del Ejecutivo germano, fue categórico este sábado al afirmar que «la posición del canciller alemán no ha cambiado» en este asunto, zanjando las interpretaciones optimistas que habían surgido desde España sobre una posible flexibilización de la postura alemana.
Obstáculo jurídico insalvable
El portavoz gubernamental recordó el principal escollo técnico que enfrenta la propuesta española: la incorporación de nuevas lenguas oficiales en la UE «requeriría modificar los tratados europeos», un proceso complejo que exige unanimidad de todos los Estados miembros.
Esta aclaración supone un jarro de agua fría para las aspiraciones del Gobierno de Pedro Sánchez, que ha convertido el reconocimiento del catalán, euskera y gallego en las instituciones comunitarias en una de sus prioridades políticas, especialmente tras los acuerdos alcanzados con los partidos nacionalistas para su investidura.
La posición alemana se suma así a la resistencia mostrada por otros países como Francia o Suecia, que consideran que abrir la puerta a las lenguas regionales sentaría un precedente complejo de gestionar en el conjunto de la Unión.





