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Ayer, Amazon Web Services (AWS), el mayor proveedor de infraestructura en la nube del planeta, confirmó que experimentó un notable aumento de tasas de error y latencias en varios servicios alojados en la región US-EAST-1 (Virginia del Norte), lo que desató una ola de interrupciones que afectó a decenas de aplicaciones y plataformas de uso masivo en todo el mundo. AWS informó que el problema estuvo ligado a la resolución DNS de los endpoints de DynamoDB y que sus equipos trabajaban en mitigar y comprender la causa raíz.
El corte —que se detectó en la madrugada (hora norteamericana) y se propagó a lo largo de la mañana en Europa— afectó a servicios propios de Amazon y a clientes que dependen de su región de Virginia. Entre las plataformas que registraron fallos están Alexa, Prime Video, Canva, Snapchat, Duolingo, Roblox y Fortnite, y también se informó de problemas en servicios de inteligencia artificial como OpenAI (ChatGPT) y Perplexity, así como en aplicaciones de mensajería como Signal. La lista de afectados es amplia y se fue confirmando de forma paralela por operadores y por plataformas de monitorización de incidencias.
En España diversos bancos y servicios digitales reportaron incidentes vinculados a la caída generalizada. Medios nacionales recogen problemas en las aplicaciones y en las integraciones de entidades como BBVA e ING, con repercusiones en pagos digitales, datáfonos y cajeros automáticos en algunos puntos. Aunque muchos usuarios experimentaron errores de acceso o transacciones fallidas, las compañías afectadas han ido emitiendo aclaraciones y las incidencias se han ido resolviendo de forma escalonada.
Respecto a la infraestructura de pagos: Redsys, la principal plataforma de procesamiento de TPV en España, señaló públicamente que los problemas en su red de pagos no estaban relacionados con la caída de AWS, según las informaciones recogidas por la prensa. Es decir, aunque comercios y clientes notaron problemas de cobro en ciertos momentos, no todas las interrupciones en la cadena de pagos se deben directamente al incidente en la región de AWS.
Aaunque AWS atribuyó la incidencia a fallos técnicos internos —no hay indicios públicos de un ciberataque—, el episodio vuelve a exponer la vulnerabilidad sistémica derivada de la concentración de servicios críticos en unos pocos proveedores de nube. La recuperación fue desigual: mientras varios servicios volvieron a la normalidad en pocas horas, otros clientes todavía informaban que aun no operan de manera correcta.