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miércoles, 22 octubre,2025

El caos, la política, el hilo de la paz y siempre está el fútbol

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La semana ha sido un buffet libre de noticias con gusto a tormenta, manifestación y… gol. Porque claro, para los que no estamos solo pegados al escaño y al micrófono, la vida sigue y se arma. Vamos por partes.

Comienzan las lluvias, inundaciones y el deseado paseo del caos.
La famosa Tormenta Alice arrasó partes del este de la península ibérica: Cataluña, Valencia, Murcia. Acumulados de hasta 180 mm en 12 horas. Carreteras convertidas en ríos, autopistas cortadas, evacuaciones. Y lo que más impresiona: el sistema de drenaje que debería controlar estos desaguisados parece estar de vacaciones permanentes.

Para las Islas Canarias, donde la dualidad geográfica juega su propio ajedrez, este episodio debería ser leído como un presagio: los protocolos no pueden improvisarse cuando el agua manda.

Después hemos tenido huelga general, protestas y… el tráfico tinerfeño como tragedia griega. El miércoles 15 de octubre, Comisiones Obreras y UGT convocaron una huelga que mezcló transporte, estudiantes y paro parcial, bajo el lema de solidaridad con Palestina. ¿La razón? Política exterior, indignación, complicidad… todo junto. Lo más espectacular: la capacidad de paralizar servicios públicos cuando la camiseta del conflicto internacional se pone encima del sillón.

Y mientras en la península protestaban, en Tenerife seguimos atrapados en nuestra propia batalla épica: el tráfico. La presidenta del Cabildo, Rosa Dávila, presentó esta semana un nuevo plan de choque para aliviar los colapsos diarios en las autopistas insulares. Una estrategia que, en teoría, busca devolverle fluidez a la TF-5 y TF-1 y evitar que cada mañana parezca el asedio de Cartago.

¿Funcionará? Roma no se construyó en un día… y el tráfico de Tenerife tampoco se desatasca con una rueda de prensa. Mientras tanto, los tinerfeños seguimos aprendiendo filosofía estoica en cada atasco: paciencia, resignación y algún improperio selecto para amenizar el trayecto.

Esto, para los juristas que analizamos movilidad internacional y local, no es un detalle menor: la congestión estructural también es una forma silenciosa de huelga, una que no necesita piquetes. Como diría Quevedo, “poderoso caballero es don Contexto”: lo que ocurre en Palestina puede bloquear un tren en Madrid, y lo que ocurre en La Laguna puede colapsar una isla entera. Y sobre la luz hablamos otro día.

La paz pende de un hilo: Gaza, Israel y el hilo que aún tiembla
Mientras tanto, en el tablero mundial, la tregua entre Israel y Hamás apenas se mantiene por los pelos. La crisis humanitaria en la Franja de Gaza se agrava: la ayuda es críticamente baja, los pasos fronterizos siguen cerrados y las violaciones del alto el fuego se cuentan por decenas.

El gobierno  de Sánchez, manifestó que la paz no puede significar olvido ni impunidad, y advierte que los tribunales podrían entrar en escena si se omiten las responsabilidades.

Si la paz es un hilo, este se estira por el deseo humano de dejar de contar muertos y por la urgencia de no convertir la tregua en pausa prolongada. Como en el teatro griego, el telón aún no ha bajado, y la tragedia puede volver en cualquier acto. Aquí también los abogados, los medios y los ciudadanos estamos implicados: ¿cómo se legisla el silencio entre bombas, se defiende el derecho cuando los escombros aún huelen a pólvora?

Los romanos decían “si vis pacem, para bellum” (si quieres la paz, prepara la guerra). Hoy podríamos reformularlo: si quieres la paz, prepara la justicia, la ayuda y el diálogo. Porque sin ello, el hilo que sostiene la tregua se convierte en soga.

Y nos queda el futbol -que yo de eso no se- la selección se acerca al Mundial y el balón se convierte en noticia seria. España venció 2-0 a Georgia en Elche, y conserva su récord perfecto en el grupo. Goles de Yeremy Pino y Mikel Oyarzábal, dominio absoluto del partido. Y mientras tanto, el fútbol vuelve a demostrar que es menos espectáculo superficial y más termómetro social: cuando gana España, el país lo nota.

Los romanos ya lo sabían: panem et circenses. Si el circo funciona, la plebe olvida la lluvia. Los informativos se llenan de gritos y no de goteras. La metáfora es sencilla: mientras el balón rueda, el agua corre sin que nadie repare en los charcos.

Así coexistimos en cuatro tiempos simultáneos: el de la emergencia (meteorológica, social), el de la protesta (huelga, tráfico, política exterior), el de la paz frágil (Israel-Gaza) y el del orgullo deportivo (y de identidad). Y en cada uno de esos tiempos estamos los abogados, los operadores jurídicos, los creadores de contenido: intentando entender, traducir, representar y como en el Siglo de Oro, cada máscara encubre una verdad. La pregunta es: ¿quién reparte el pan y quién escribe la comedia? Y mientras lo averiguamos, que no nos pille otra tormenta —ni otro atasco— con los pies descalzos, ni otro conflicto con la paz colgada de un hilo.

Juan Inurria
Juan Inurria
Abogado. CEO en Grupo Inurria. Funcionario de carrera de la Administración de Justicia en excedencia. Ha desarrollado actividad política y sindical. Asesor y colaborador en diversos medios de comunicación. Asesor de la Federación Mundial de Periodistas de Turismo. Participa en la formación de futuros abogados. Escritor.

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