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Una fuerte tormenta ha azotado este domingo la Cataluña central, dejando un rastro de devastación que incluye al menos un fallecido, dos personas desaparecidas y cientos de incidencias en carreteras, trenes y el aeropuerto de El Prat. Las precipitaciones han superado los 100 litros por metro cuadrado en el macizo de Montserrat, epicentro de los estragos, donde desprendimientos de tierra y evacuaciones masivas han colapsado accesos y servicios esenciales. Protecció Civil ha extendido los avisos hasta la madrugada, instando a la población a evitar desplazamientos en medio de un «episodio de lluvias intensas que aún no ha remitido».
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y el Servei Meteorològic de Catalunya (Meteocat) habían activado alertas naranjas desde primera hora de la mañana para Cataluña, la Comunidad Valenciana y Baleares, previniendo chubascos «fuertes e incluso muy fuertes» acompañados de tormentas. Sin embargo, la realidad ha superado las peores expectativas: en Montserrat-Sant Dimes se han registrado hasta 126 litros por metro cuadrado acumulados hasta las 19:00 horas, con picos de 39,9 litros en apenas 30 minutos. En Rellinars (Vallès Occidental), la cifra ha alcanzado los 115 litros, mientras que en otras zonas como Castellbell i el Vilar se han medido 78,8 litros. Estos volúmenes han recordado episodios pasados, como la inundación del Monasterio de Montserrat en junio de 2000, cuando cayeron 100 litros en 45 minutos.
El drama humano ha marcado la jornada con la confirmación de un fallecido en Sant Quintí de Mediona (Anoia), donde un vehículo fue arrastrado por la riada del río Riudebitlles, que alcanzó un caudal de 59 metros cúbicos por segundo. Los Bombers de la Generalitat buscan activamente a dos personas desaparecidas en la misma zona, tras el hundimiento de su coche en el torrente desbordado.
Hasta las 19:30 horas, el teléfono de emergencias 112 había recibido 413 llamadas, generando 235 expedientes abiertos por inundaciones, desprendimientos y caídas de árboles.
El macizo de Montserrat ha sido el punto negro del temporal. La fuerte tormenta ha colapsado sus accesos, con lluvias que han superado los 100 litros por metro cuadrado en pocas horas, obligando a cortar carreteras como la BP-1121 y B-1103 en Marganell, y la B-122 en Terrassa, por desprendimientos de rocas y tierra. Unos 40 vehículos quedaron atrapados en el aparcamiento del monasterio, mientras que la AP-7 entre Castellbisbal y Castellví de Rosanes ha registrado visibilidad reducida y retenciones masivas.
En el ámbito ferroviario, un desprendimiento ha inutilizado parcialmente el funicular de Sant Joan, donde los Bombers evacuaron a 27 personas atrapadas en la estación superior. Además, un árbol caído sobre la catenaria paralizó la línea R5 de FGC entre Monistrol de Montserrat y Castellbell i el Vilar, afectando a una cincuentena de pasajeros. Otros 30 excursionistas han sido rescatados en las inmediaciones de la montaña, sorprendidos por el chaparrón. Nueve personas permanecen en un refugio en el camino de La Cova, a la espera de que amaine el temporal para ser evacuadas con maquinaria pesada.
El Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat no ha escapado al caos: decenas de vuelos han sido cancelados o desviados, incluyendo conexiones de Vueling con Santander, debido a la «insuficiencia drenante» provocada por las lluvias.
Ante este panorama, las autoridades insisten en la responsabilidad individual: evitar carreteras secundarias, no acercarse a cauces fluviales y comprobar el estado de vuelos y trenes en tiempo real. El episodio marca el inicio de un otoño más fresco y variable, con temperaturas en descenso que recordarán a octubre más que a septiembre.