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José Luis Rodríguez Zapatero y Carles Puigdemont se reunieron este jueves en un esfuerzo por encarrilar las tensas relaciones entre Junts per Catalunya y el PSOE en el Congreso de los Diputados. El encuentro, confirmado por fuentes socialistas, estaba destinado a limar asperezas y marcar hoja de ruta de cara a los próximos Presupuestos Generales del Estado, que Pedro Sánchez pretende llevar al Congreso antes de que acabe el año.
Zapatero trasladó a Puigdemont el deseo del PSOE de que Junts dé su apoyo al proyecto presupuestario, subrayando que los siete votos de los independentistas son imprescindibles para sacar adelante las cuentas. Pero la respuesta de Puigdemont fue negativa: exigió que el PSOE cumpla primero los acuerdos aún pendientes, muchos de ellos recogidos en su pacto de investidura, antes de comprometerse con los Presupuestos.
Entre los compromisos que Junts reclama se encuentran la aplicación total de la ley de amnistía, la delegación de competencias en inmigración para Cataluña, la oficialidad del catalán en las instituciones europeas, y una financiación singular que reconozca las peculiaridades de la Comunidad, además de la condonación de parte de la deuda catalana.
Del lado del PSOE aseguran que se han realizado avances en varias de estas materias, pero admiten que aún no se han materializado en hechos concretos suficientes para satisfacer a Junts. También se insiste en que algunas medidas dependen de apoyos externos o enfrentan obstáculos parlamentarios, incluso dentro del propio bloque del Gobierno.
El trasfondo de esta frustración se remonta a varios meses de bloqueos y retrasos. Junts ha manifestado su hartazgo con lo que considera promesas reiteradas sin cumplimiento tangible. Las fuentes apuntan a que la reunión con Zapatero no logró desbloquear los grandes temas de fondo, más allá de declaraciones de buena voluntad.
El PSOE mantiene la esperanza de que sea posible cerrar un acuerdo antes de que el proyecto presupuestario se presente formalmente. La negociación seguirá abierta, y tanto Zapatero como Puigdemont han acordado mantener contactos para intentar demostrar que las promesas pueden traducirse en medidas concretas. Junts, en todo caso, ha dejado claro que su apoyo no está garantizado hasta que no vea resultados palpables.