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jueves, 16 octubre,2025

Alejo, el octavo amigo

⏱ 3 min de lectura

En los albores de la civilización, el filósofo Aristóteles afirmaba que había diversos tipos de amistad. Probablemente, por ello, en la actualidad, si miras un diccionario te darás cuenta de que el significado que se refleja sobre la camaradería es más bien impreciso. Como siempre, es bueno saber cómo se desenvuelve un concepto teórico en la cruda realidad.

Así pues, en la práctica, la afinidad recíproca entre dos o más personas se encuentra marcada por la concurrencia de las malas experiencias o bien por su inexistencia.  En cualquier caso, es más humano acordarse de los enemigos y de los traidores, es decir, de los que tienen carita de cemento. El mataburros, así es como se conoce al diccionario en algunos lugares, no te quiere avisar del peligro y utiliza circunloquios para definir la amistad. De todas maneras, siempre nos quedará la antonimia del Diccionario de la Lengua Española y algo más: saber leer entre líneas. Paradojas de la vida, el tumbaburros no sabe lo que es un amigo.

Puede parecer que el protagonista de esta crónica, Alejo, sea de origen extraterrestre. Ahora bien, Alejo nació en el hospital más cercano que se te viene a la cabeza. De hecho, le conoces desde parvulitos.  Alejo forma parte de tu selecto grupo de amigos. Podría ser tu mejor amigo, el tercero, el octavo o el penúltimo. Sin embargo, de repente, se transforma en alguien irreconocible que encarna el mal. Donde la malicia sobra, falta el entendimiento. Nos encontramos ante un claro caso de saturación que con toda seguridad no sea de origen marciano.

Posiblemente, el escritor contemporáneo que haya hecho más hincapié en la confrontación entre el bien y el mal sea Pérez- Reverte. A través de varias entrevistas y artículos periodísticos, Pérez-Reverte ha denunciado la absurda tendencia de enmascarar en buenismo a un animal peligroso. No le falta razón. Hemos pasado del maniqueísmo a relativizarlo absolutamente todo. El mal se ha diluido hasta el punto de desaparecer.  Pero desgraciadamente existen individuos muy malos.

Afortunadamente, llega un momento en el que las buenas personas sencillamente no aguantan más. Aquí se podría hablar más bien de la ingenuidad en creer que los seres humanos son buenos por naturaleza o que todos los prójimos tienen una vocación filantrópica. Así que, en la ecuación progreso individual igual a progreso social existen multitud de variables. No es una simple igualdad matemática.

Entonces, cuando escuches la voz de un amigo, no te olvides de abrir el telón y poner algo de música. El repertorio que suene a continuación te ayudará a comprobar si al menos el grupo de amigos es capaz de componer o emular al menos una buena canción. En un flanco del escenario, se situará la batería; y, en el otro lado, se ubicará la guitarra ligeramente escorada y preparada para la inminente llegada del solo. Sin olvidarse de que en los tablados modernos siempre encontrarás la voz en un primer plano. En el fondo, pero arriba, hallarás uno o varios teclados MIDI.

Jaime Díaz Fraga
Jaime Díaz Fraga
Abogado. Experto en movilidad internacional.

2 COMENTARIOS

  1. El que es Amigo,está en Todo momento apoyando, así Sea en las Malas o en las Buenas y de esos no hay Muchos,el tema de la Amistad es muy amplio,pero al final es lo mismo de siempre si tienes poder económico te llueven los Amigos pero si eres un limpio son pocos pero esos son para Siempre.Bendiciones Apreciado Amigo y Hermano .

  2. Otro texto que me gustó mucho. Muy buena e interesante reflexión sobre la amistad y cómo a veces puede transformarse en algo contradictorio, totalmente cierto en la búsqueda de una definición. El ejemplo de Alejo lo hace muy cercano y real, y la metáfora musical del final para mostrar lo que significa la armonía en un grupo de amigos, tal cual. Te seguimos leyendo! Abrazo Jaime

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