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El ex número tres del PSOE, Santos Cerdán, ha entrado en prisión provisional tras declarar ante el Tribunal Supremo, centrando su testimonio más en relatar sus logros políticos que en dar respuestas sustanciales sobre su presunta implicación en la conocida como ‘trama Koldo’. En una intervención cuidadosamente dirigida por su propio abogado, el dirigente socialista se presentó como el “arquitecto de los gobiernos progresistas” en España, sin admitir responsabilidad alguna en el escándalo de corrupción que lo rodea.
Lejos de someterse a un interrogatorio riguroso por parte del fiscal o del juez instructor, Cerdán se limitó a responder preguntas formuladas por su defensa. En lugar de abordar las sospechas de adjudicaciones fraudulentas y cobros de comisiones ilegales, el exsecretario de Organización del PSOE repasó su implicación en la moción de censura contra Mariano Rajoy en 2018 y su papel como enlace con Junts en la reciente investidura de Pedro Sánchez gracias a la controvertida Ley de Amnistía.
Durante más de una hora, el interrogatorio sirvió a Cerdán como plataforma para reivindicar su papel político y desviar la atención de los elementos clave de la investigación judicial. Declaró no haber recibido dinero, negó conocer a algunos de los implicados, y trató de desmontar las grabaciones que lo comprometen en conversaciones sobre el reparto de comisiones con Koldo García, exasesor del ministro Ábalos, afirmando que simplemente “rompió” un contrato con Servinabar tras consultarlo con su esposa.
Pese a que su nombre aparece vinculado a empresas, adjudicaciones sospechosas y personajes clave en la trama, el exdirigente se limitó a esbozar una supuesta persecución política. Denunció una “campaña de los poderes fácticos” contra el Gobierno de coalición y aventuró que el ministro Félix Bolaños será el “siguiente objetivo” de la justicia.
Cerdán intentó convertir su comparecencia en un alegato político, pero las grabaciones, contratos rotos a destiempo y relaciones personales con implicados continúan pesando sobre él. El informe de la defensa apuntó incluso a una especie de conspiración orquestada por la extrema derecha, comparando el caso con los “pentiti” italianos, pero sin ofrecer pruebas que desmonten las evidencias materiales.
En definitiva, el relato heroico del “arquitecto del sanchismo” ofrecido por Cerdán choca con la gravedad de las acusaciones. Mientras el PSOE guarda silencio, el caso se convierte en un nuevo frente judicial y mediático para un Gobierno que sigue acumulando escándalos en su entorno más cercano.