Un reciente estudio del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) en Washington ha estimado que Rusia se aproxima a un millón de bajas, entre muertos y heridos, en su guerra contra Ucrania, iniciada en febrero de 2022. El informe, publicado el 3 de junio, calcula que hasta la fecha se han registrado cerca de 950,000 bajas rusas, de las cuales entre 200,000 y 250,000 corresponden a soldados fallecidos, lo que representa el mayor número de pérdidas militares rusas desde la Segunda Guerra Mundial.
El estudio destaca el elevado costo humano de la invasión rusa, describiendo el conflicto como una guerra de desgaste que ha avanzado lentamente, con Rusia capturando solo el 1% del territorio ucraniano desde enero de 2024, a un ritmo más lento que el avance en la Batalla del Somme en la Primera Guerra Mundial. A pesar de las pérdidas, el Kremlin ha mantenido su estrategia de ataques masivos, recurriendo a tácticas como el reclutamiento de convictos, la movilización forzada y el apoyo de más de 10,000 soldados norcoreanos para sostener sus fuerzas en el frente.
Por el lado ucraniano, el informe estima que las fuerzas armadas han sufrido alrededor de 400,000 bajas, con entre 60,000 y 100,000 muertos, lo que refleja la intensidad del conflicto para ambos bandos. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, ha reportado 46,000 soldados ucranianos fallecidos desde 2022, aunque las cifras oficiales podrían ser mayores debido a la falta de datos completos. La guerra también ha causado más de 39,000 bajas civiles en Ucrania, con 12,162 muertes confirmadas hasta octubre de 2024, según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR).
El informe del CSIS subraya que las tácticas rusas, descritas como “de amoladora de carne” por su enfoque en enviar oleadas de tropas, han resultado en un avance territorial mínimo a un costo humano desproporcionado. En regiones como Kharkiv, las fuerzas rusas han avanzado solo 50 metros por día, mientras que en Donetsk ocuparon 4,168 km² en 2024, equivalente al 0.69% del territorio ucraniano. La incorporación de tropas norcoreanas y el uso de reclutas sin experiencia militar, especialmente de minorías étnicas de regiones rurales, han permitido a Rusia mantener su esfuerzo bélico, aunque a un costo social y económico que podría generar tensiones internas a largo plazo.
El estudio advierte que el elevado número de bajas podría convertirse en una vulnerabilidad para el presidente ruso Vladimir Putin, especialmente si el descontento crece entre la población. Mientras tanto, Ucrania enfrenta desafíos para mantener su resistencia debido a su menor población y recursos, lo que subraya la importancia del apoyo continuo de sus aliados occidentales.
