Trump y Zelenski, este bastante más tranquilo, se liaron a gritos en el despacho oval de la Casa Blanca, en presencia del vicepresidente Vance y de otros altos cargos de ambas administraciones. “Por lo menos da las gracias”, le dijo Trump a Zelenski, y añadió que el primer ministro ucraniano era el responsable de no lograr un acuerdo de paz que ponga fin a la guerra entre Rusia y Ucrania “cuando se está quedando sin soldados con los que luchar”, añadió el republicano que gobierna en los Estados Unidos.
La noticia del desencuentro, más que encuentro, ha caído como una bomba en la Unión Europea y en la OTAN, ambas instituciones muy preocupadas por el cariz que tomen los acontecimientos. Con esta discusión ni siquiera se sabe si va a haber acuerdo sobre las llamadas “tierras raras” ucranianas que pretende Trump, que ha acusado de dictador a Zelenski porque no convoca elecciones, cuando Trump sabe que en un estado de guerra no puede haberlas.
Estaban delante, en el despacho oval, los principales medios de comunicación, lo que obligó a intervenir a Vance, que recriminó a Zelenski su comportamiento “delante de los periodistas”. Pero no a Trump, claro.
En la reunión se llegó a comentar, por parte de Trump, que el dirigente ucraniano “jugaba con la III Guerra Mundial”. Y también se insinuó que Zelenski no cumplió sus acuerdos con Putin y que era el responsable del conflicto entre ambos países. Cuando Trump dijo que a Zelenski no le quedaban soldados, el ucraniano respondió: “Ven a mi país y verás si hay o no hombres en Ucrania”.
Estas conversaciones han comenzado mal y terminarán aún peor si alguien sensato no se impone. Trump no parece muy bien asesorado y su acercamiento a Putin es incuestionable. El dirigente ruso es mucho más inteligente que el impetuoso presidente norteamericano, dispuesto a que lo recuerden como “un pacificador”, sobre todo después del atentado que sufrió durante la campaña electoral, en el que un disparo de un francotirador le rozó la cabeza y le dañó una de sus orejas.
No tiene buena pinta este encuentro entre los dos líderes, en los que también se negocia en 50% de la extracción y explotación de las llamadas “tierras raras” de Ucrania, en unas condiciones que no le gustan nada a Zelenski ni a sus compatriotas, hartos ya de perder familiares en la agotadora guerra con Rusia.
El líder ucraniano no va a firmar un acuerdo de paz con Rusia sin garantías de seguridad por parte de la OTAN, que al parecer está decidida a mandar soldados a Ucrania, no a luchar sino a garantizar la estabilidad posterior. El escenario se complica por momentos y las posturas no están para nada cercanas entre los contendientes.
Trump dice que la guerra de Ucrania ha costado a los Estados Unidos 500.000 millones de dólares, pero eso es mentira. Sí ha enriquecido a la industria armamentística de los Estados Unidos y hasta de Europa, lo que no parece sensato a la hora de dar por válidos los cálculos de Trump sobre esos costos disparatados de la guerra.
Parece como si al mandatario norteamericano se le hubiera ido la olla. Salieron de Biden y de sus despistes y ausencias y llega éste con sus exageraciones, fanfarronerías y delirios. Mal pronóstico tiene el mundo.
