La ministra de Trabajo y Economía Social, la gallega Yolanda Díaz, a quien la gente conoce cariñosamente como doña Rogelia, dejó ayer a mediodía el liderazgo de su partido/coalición, apretada por sus socios y tras conseguir un resultado pírrico en las elecciones europeas: 3 diputados (4,65% de los votos).
El dato ha dejado fuera de combate al candidato del aliado partido Izquierda Unida, que no gana para disgustos. La presión de sus socios, entre ellos la propia IU, ha motivado la dimisión de Yolanda, que sin embargo –de momento, hasta que la echen- seguirá en el Gobierno .
Empeñada en reducir la jornada laboral semanal, es previsible que antes de que se vaya o de que la echen del Ejecutivo intentará conseguir esa meta, que tiene trazada desde hace tiempo. A Yolanda se le llegó a considerar una alternativa a Pedro Sánchez en la izquierda española, pero sólo de boquilla. Nadie se creía semejante memez.
Dotada de un entusiasmo sin límites, se desfonda en cada uno de los comicios que se convocan, pero luego, a la hora de la verdad, casi nadie la vota. Sumar, como lo fue Podemos, es partido de unos meses, luego se vienen abajo y no resisten las embestidas del bipartidismo tradicional español. Y menos mal, porque de lo contrario el galimatías sería gigantesco.
Ayer se despidió del personal en una rueda de prensa sin preguntas, que son las que molan ahora cuando la cosa se pone chunga. En la noche electoral, Díaz apenas pisó –o no pisó— la sede de su partido, al hacerse públicos los resultados. Hizo un Pedro Sánchez y se deslizó por el foro como una anguila con nariz. Había cuatro o cinco entusiastas en el cuartel general de Sumar, que debería cambiar el nombre por el de Restar, de acuerdo con los resultados obtenidos.
Es la primera consecuencia seria, en España, porque en Francia ha sido peor, de la noche europea. Sólo el PSOE se miente a sí mismo valorando un pobre resultado, que lo coloca a casi un millón de votos del PP, aunque los socialistas quieran maquillar los datos, que han sido rematadamente malos. El PP les volvió a ganar, aunque estarán juntos gobernando Europa.
El futuro de Yolanda Díaz es incierto. Ni ella sabe si la aguantarán en el Gobierno de Sánchez o será sustituida. De cualquier forma, noche triste para doña Rogelia, como la de Hernán Cortés en las afueras de la hoy llamada Ciudad de México, cuando los mexicanos le dieron pal pelo al conquistador español.
