En una noche cargada de emociones y dramatismo, el FC Barcelona se coronó campeón de la Copa del Rey 2024-25 al vencer 3-2 al Real Madrid en una final épica disputada en el Estadio de La Cartuja. El partido, que se extendió hasta la prórroga, mantuvo a los 72,000 espectadores al borde de sus asientos y culminó con un gol decisivo de Jules Koundé que desató la euforia entre los culés.
El encuentro comenzó con un ambiente electrizante. Desde el inicio, el Barcelona mostró su intención de dominar, y a los 28 minutos, Pedri abrió el marcador con un remate preciso tras una gran jugada colectiva, silenciando a la afición madridista. El Real Madrid, que llegaba con ausencias notables como la de Kylian Mbappé en el once titular, tuvo dificultades para encontrar su ritmo en la primera mitad, donde los jóvenes blaugranas, liderados por Lamine Yamal y Dani Olmo, marcaron la pauta.
Sin embargo, el equipo de Carlo Ancelotti reaccionó en el segundo tiempo. Mbappé, que ingresó desde el banquillo, igualó el marcador al minuto 70 con un magistral tiro libre que dejó sin opciones a Szczesny. Apenas siete minutos después, Tchouaméni puso el 2-1 a favor del Madrid con un cabezazo tras un córner, desatando la locura entre los hinchas merengues. Cuando todo parecía indicar que el Madrid se llevaría el título, Ferrán Torres, a cinco minutos del final del tiempo reglamentario, tras un fallo de Rüdiger y de Courtois, empató el partido con un gol de oportunismo, llevando el encuentro a la prórroga.
En el tiempo extra, el Barcelona mostró mayor frescura física. A pesar de un remate fallado por Torres que pudo haber cambiado el rumbo del partido, los culés no bajaron los brazos. Fue en el minuto 116 cuando Jules Koundé aprovechó un error defensivo de Modric y Brahim Díaz para anotar el 3-2 definitivo, un gol que hizo estallar de júbilo a la afición azulgrana presente en Sevilla. El Madrid intentó reaccionar, pero la expulsión de Lucas Vázquez y las tensiones en el banquillo, incluyendo una tarjeta roja a Rüdiger por arrojar una botella al campo (o un trozo de hielo), dificultaron cualquier intento de remontada.
El partido no estuvo exento de polémicas. Una decisión arbitral en el minuto 96, cuando un penalti a favor del Barcelona fue anulado tras revisión del VAR, generó airadas protestas por parte del equipo catalán. Además, el Real Madrid había protagonizado titulares días antes al boicotear las actividades previas al partido, incluyendo la conferencia de prensa y el entrenamiento oficial, en protesta por las designaciones arbitrales, una decisión que reflejó las tensiones entre el club y la RFEF.
La Cartuja, escenario de esta final, vibró con un ambiente festivo desde horas antes del encuentro. La afición de ambos equipos se congregó en zonas habilitadas con pantallas gigantes y animación, aunque no faltaron momentos de tensión, como una intervención policial en el centro de Sevilla para dispersar a hinchas del Barcelona. Al final, fue el Rey Felipe VI quien entregó el trofeo al Barcelona, que celebró su 33ª Copa del Rey, ampliando su ventaja en el palmarés del torneo más antiguo de España.
Este Clásico, el tercero de la temporada, volvió a ser dominado por el Barcelona, que ya había vencido al Madrid en la Supercopa (5-2) y en LaLiga (4-0). Para el Real Madrid, la derrota supone un nuevo golpe en una campaña de altibajos, tras su eliminación en Champions League a manos del Arsenal y su lucha por el título liguero, donde marchan sublíderes con 72 puntos. Mientras tanto, el Barcelona mantiene vivas sus esperanzas de un triplete, liderando La Liga y ahora con la Copa del Rey en sus vitrinas.