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Vietnam afronta la llegada del tifón Kajiki con medidas de urgencia que han obligado este lunes a evacuar a unas 20.000 personas en localidades del centro del país y a declarar la alerta máxima ante la inminencia de lluvias torrenciales e inundaciones. Las autoridades han ordenado el cierre de dos aeropuertos, en las provincias de Thanh Hoa y Quang Binh, lo que ha paralizado decenas de vuelos nacionales e internacionales, y han suspendido también la actividad en puertos y rutas marítimas para prevenir daños mayores.
Kajiki, considerado uno de los ciclones más potentes de la temporada en el sudeste asiático, avanza con vientos sostenidos de más de 160 kilómetros por hora y amenaza con provocar corrimientos de tierra en zonas montañosas, así como desbordamientos en áreas urbanas cercanas a los grandes ríos. El Gobierno ha movilizado a más de 16.000 soldados y alrededor de 100.000 efectivos de defensa civil, desplegados en tareas de evacuación y asistencia, además de asegurar infraestructuras críticas en las regiones costeras.
Aunque la cifra oficial de evacuados se sitúa por ahora en 20.000, los planes de contingencia prevén que hasta medio millón de personas podrían verse obligadas a abandonar sus hogares si el tifón mantiene su intensidad y cumple las previsiones de impacto directo en provincias como Thanh Hoa y Nghe An. Escuelas y oficinas públicas han suspendido su actividad, mientras que los hospitales se preparan para recibir posibles heridos y damnificados.
La tormenta se ha intensificado con una rapidez inusual en apenas dos días, pasando de depresión tropical a tifón, un fenómeno que los expertos atribuyen al calentamiento del mar y a la creciente influencia del cambio climático en la región. Vietnam, uno de los países más vulnerables a desastres naturales en Asia, ha sufrido en la última década un aumento tanto en la frecuencia como en la violencia de este tipo de fenómenos, lo que obliga a reforzar las medidas de prevención.
Con el recuerdo todavía reciente de otros tifones devastadores que han golpeado el país, la población espera ahora que la anticipación de las medidas adoptadas reduzca el impacto de Kajiki, cuyo verdadero alcance solo se podrá medir en las próximas horas, cuando toque tierra en la costa central vietnamita.