El Real Madrid jugó en Pucela lo justo para vencer al colista, con ráfagas de juego muy veloz que desconciertan a cualquier rival. Mbappé marcó los tres goles, uno de ellos en los minutos finales, de penalti. Los otros dos en jugadas primorosas en las que participó medio equipo. Está imparable el francés, que ha vuelto a ser él mismo.
Salió el Madrid vago, como es habitual, viéndolas venir, y jugando mal, sobre todo cuando se enfrenta a equipos más flojos. Hasta que alguien apretó un botón y se puso en marcha la máquina perfecta para que Mbappé acabara con el balón en la red del equipo local, tirando a placer. Tiene una rapidez endiablada, un dribling diabólico y se ha integrado plenamente en el equipo. Ni yo me lo creía, a la vista de su rendimiento inicial.
El Valladolid hizo lo que pudo, o sea más bien poco. Sobre todo intentar engañar al árbitro, Busquets Ferrer, que promete, tirándose al suelo y simulando lesiones varios de sus jugadores. Al final, como se decía en mi pandilla infantil, la trampa sale.
El Real Madrid, con este resultado, con un gran Ceballos sobre el campo y un excelente Bellingham, se pone muy arriba –empató el Atleti con el Villarreal–, a la espera de lo que haga el Barcelona, al que hoy, antes de su partido en casa, el Madrid le lleva 10 puntos. Y esta diferencia es insalvable. A ver qué hace hoy domingo el Barça contra el Valencia.
El Real Madrid realizó dos jugadas y marcó tres goles. Parece milagroso, pero es así. Dos jugadas primorosas, con paredes y diagonales, terminaron en los dos primeros goles, uno en el primer tiempo. Y una patada a Bellingham, solo dentro del área del Valladolid, cuando iba a marcar, acabó con la intervención del VAR y el señalamiento de un penalti y la expulsión –por doble tarjeta—del defensor del Valladolid, Mario Martín, que además está cedido al Valladolid por el Real Madrid. Gol de nuevo y tres más para la buchaca de Mbappé.
En fin, que el match no tiene mucha crónica. Mbappé se llevó más del 80% de los votos que designan al mejor jugador del partido y aquí se acabó la historia. Como dice Ancelotti: “Mbappé para nosotros es un plus”.
El entrenador dio entrada a Lorenzo, del Castilla; a Arda Güler, que tiene una calidad excepcional; a Endrick, al que no le dio tiempo de tocar un balón; y veinte minutos para Mòdric, que estuvo perfecto, en su línea. Es una garantía tenerlo. Tuvo también media hora David Alaba, al que se le ve bien y en unos meses estará al máximo nivel. Es una alegría para el Real Madrid, que no va a fichar a ningún central.
Desearle suerte al Valladolid, que está a cinco puntos de la salvación; ojalá se recupere porque es el equipo de Ronaldo Nazario, aunque parece que lo quiere vender a un fondo de esos que sobrevuelan como buitres el fútbol español.
