El conjunto dirigido por Ibon Navarro firma un partido brillante en el Gran Canaria Arena y levanta su tercer título copero tras un incontestable 93-79.
El Unicaja de Málaga sigue haciendo historia. En una final vibrante, el equipo andaluz superó con autoridad al Real Madrid y se proclamó campeón de la Copa del Rey por tercera vez en su historia, la segunda en apenas tres años. Con una actuación coral y una exhibición de intensidad, los de Ibon Navarro dominaron de principio a fin a un rival desdibujado, incapaz de frenar el vendaval malagueño.
Kendrick Perry fue el gran protagonista de la noche, con 27 puntos y seis asistencias, secundado por un sólido David Kravish (20 puntos y cinco triples) y un determinante Kameron Taylor (15 puntos y ocho rebotes). Unicaja, con su característico juego colectivo, dio una auténtica lección tanto táctica como emocional, dejando al Madrid sin respuesta.
Un ritmo frenético desde el inicio
Desde el salto inicial, Unicaja impuso su ley. Con un juego eléctrico y una gran efectividad en el perímetro, los malagueños golpearon con fuerza al Madrid, que no encontró su ritmo en ataque. Osetkowski y Perry marcaron territorio desde la línea de tres, mientras Sima protagonizaba un espectacular mate en un contragolpe.
El conjunto blanco, liderado por un joven Hugo González, intentó mantenerse a flote con una defensa férrea, pero las respuestas de Unicaja llegaban con solvencia. Ibaka puso por delante al Madrid en un momento clave, pero un parcial de 8-0 devolvió el mando a los andaluces antes del descanso (39-36).
Perry y Kravish sentencian la final
En la reanudación, el Madrid siguió sin encontrar soluciones. Campazzo, lejos de su mejor nivel, no pudo liderar la reacción de su equipo, y los triples de Unicaja comenzaron a abrir una brecha insalvable. Con un parcial demoledor, los de Ibon Navarro dispararon la ventaja hasta los 12 puntos (56-44), desatando la euforia en la afición malagueña desplazada a Las Palmas.
Llull intentó la remontada con un triple sobre la bocina, pero Perry, MVP del torneo, volvió a imponer su ley en los minutos finales. Kravish, imparable desde el perímetro, terminó de sellar la victoria mientras Hezonja perdía los nervios y Llull recibía una técnica que sentenciaba definitivamente al Madrid.
Unicaja, con un proyecto consolidado y un estilo inconfundible, levanta una Copa del Rey que confirma su estatus como uno de los grandes del baloncesto español.
