El iletrado Pachi López, un exlendakari que no sé si terminó el bachiller, ha dado a conocer los extremos más relevantes de la Ley de la Familia Sánchez, que se propone proteger a la atrevida Begoña, esposa del amado líder, y al caradura del hermano del presidente, Sanchito, que cobraba pero ignoraba dónde estaba ubicado su lugar de trabajo y residía en Portugal. Esa proposición, que curiosamente se llama “de ley” (debería denominarse proposición-trampa) es un totum revolutum que cercena las competencias de las acusaciones populares previstas en la Constitución (les da lo mismo), que prohíbe a los jueces iniciar acciones penales basadas en recortes de prensa (es decir, dinamita el estado de opinión y la repercusión penal de la información veraz), suprime los delitos contra los sentimientos religiosos (con lo cual habrá que derogar varios artículos del Código Penal) y anima a recusar a jueces que hayan hecho declaraciones que cualquiera que se defienda de ellos imagine que han tenido contenido político. Al mismo tiempo se refuerza la labor de los fiscales (que según Sánchez dependen de él), que sustituirán a las acusaciones populares en algunas fases del procedimiento. Es una proposición de ley perpetrada específicamente para salvar del talego a la Begoña y al hermano de Sánchez, entre otros. Y, de camino, al fiscal general, que tiene un pie dentro de la mazmorra si no lo salva Sánchez con otro de sus trucos de prestidigitador. De momento, su propuesta de ley elude también los supuestos controles propios de cualquier otra norma, como es la aprobación previa del Consejo de Ministros, porque la presenta en las Cortes vía Grupo Parlamentario. Esto se parece cada vez más a Venezuela. En España, la Constitución del 78 ha pasado a la historia. Ahora gobierna el sanchismo, a golpe de chantaje regional, de pactos con terroristas, de desmembración del Estado de Derecho, de decretos-leyes y de otras artimañas para salvar a la familia. Díganme si Begoña no se parece cada día más a Cilia Flores y Sánchez a Nicolás Maduro. Parece como si el virus lo hubiese traído a España el tal Zapatero, el aprendiz de brujo pegado a Sánchez como una cataplasma. Copiamos lo peor y mandamos al peón caminero de Pachi López a la prensa a intentar convencernos de que Sánchez librará a todos los presuntos delincuentes de su familia y de sus amigos de entrar en las prisiones del país. Y, si no, para eso tiene al Tribunal Constitucional, que es una especie de Tribunal Supremo venezolano. Que le pregunten a los ladrones de los ERE, si no.
martes, enero 21, 2025