Un grupo de aficionados, exaltados y un tanto agresivos, increparon el pasado sábado a dos directivos del Tenerife, Amid Achí y Conrado Bacallado, a la salida del estadio, tras el empate del Tenerife contra el Elche.
Ambos directivos no son precisamente los culpables de la debacle del equipo, abocado al descenso a la categoría inferior, de donde puede ser muy difícil salir.
El Tenerife fichó mal y la llegada del entrenador, Pepe Mel, ha sido un desastre. Nunca segundas partes fueron buenas y, además, le habían renovado al técnico, nadie sabe a santo de qué.
Amid Achí y Conrado Bacallado tienen las acciones sindicadas con José Miguel Garrido, el mayor accionista del club, mientras que los otros dos accionistas de referencia, Rayco García y Juan Pelayo, se mantienen como independientes. Aunque nunca se sabe, porque hay quien dice que Rayco también ha sindicado sus acciones con los tres primeros.
Juan Pelayo engrosó su paquete de acciones al comprarle las suyas a Ambrosio Jiménez, que quedó desde ese momento fuera del grupo de los grandes accionistas del club.
Amid Achí, que es un hombre muy sereno y ponderado, aguantó estoicamente los improperios de los aficionados, pero su compañero de consejo, Conrado Bacallado, se enfrentó a los increpantes. La cosa no pasó a mayores pero se vivió un momento desagradable y muy tenso.
El Tenerife empató con el Elche a uno, después de ir ganando casi todo el partido y más con el equipo ilicitano con diez jugadores, por expulsión de uno de ellos. Al final, los dos equipos jugaron unos minutos con diez, por la expulsión de Jeremy Mellot en el minuto 83.
