Trump y Zelenski

Trump quiere trincarle a Ucrania el 50% de sus tierras raras; uranio y otros minerales básicos para la industria en general y la industria de defensa y la energía. Zelenski se acurrucó en la almohada y pensó: si me enfrento a Trump no quedaría nada de Ucrania. Y aunque en un principio fueron el jefe de su Gabinete y su ministro de Exteriores los que se entrevistaron con el encargado de las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania, el general Kellogg, al final Zelenski ha cedido y recibió al enviado de Trump en su despacho de Kiev. Trump, que se pasa diez pueblos, ha pedido a Zelenski que convoque elecciones, lo cual cuando estás haciendo la guerra es una temeridad. También le ha pedido que sea demócrata (en el sentido filosófico y moral de la palabra, no que se afilie a partido alguno y menos al partido rival del gañán USA); y, además, Zelenski es más demócrata que Trump. Ahora han hablado de la guerra, de la paz y de la devolución de los prisioneros capturados por Ucrania Zelenski y el general Keith Kellogg. Es más fácil llegar a un acuerdo con Kellogg que con Trump, que junto a grandes aciertos tiene lagunas mentales considerables y a veces no habla sino que ladra como un dóberman. Yo entre Putin y Trump me quedo con ninguno, porque puestos a organizar elecciones Putin no sólo prostituye las de su país sino que quiere prostituir las de otras naciones, incluso posiblemente las de la nuestra. Y Trump lo que más ha escuchado de la palabra prostituir es el sonido de su bragueta cuando se baja la cremallera y paga con dinero de la campaña electoral a su amiguita de tálamo. En la Biblia, el tálamo es la habitación del coito y Trump ya fue procesado por eso, por usar el tálamo, en medio de esa falsa moral que tanto caracteriza a los yanquis. En fin, mientras Europa sigue atónita, refugiada en el bostezo eterno de Von der Leyen, América se quiere anexionar Canadá, Groenlandia y las tierras raras de Ucrania. A ver si Europa despierta, mete a Ucracia en la OTAN y no pierde a Zelenski, para que sea captado entre Putin y Trump, a costa de una paz interesada, espuria, podrida e inútil. El grito debería ser ¡despierta, Europa! Y no el de Make America great again! Pero con un muermo como Von der Leyen capitaneando el viejo continente me parece a mí que no hay nada que hacer. En ese cargo de presidente de la Comisión hace falta un tío o una tía inteligente y no una enamorada platónicamente ¡de Sánchez! Imaginen el nivel intelectual de la susodicha y su mal gusto.