El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró que el futuro de un acuerdo de alto al fuego de 30 días en el conflicto entre Ucrania y Rusia depende ahora exclusivamente de la respuesta del Kremlin. Tras intensas negociaciones en Jeddah, Arabia Saudita, que culminaron el martes con la aceptación de Ucrania a la propuesta estadounidense, Trump instó a Rusia a sumarse al plan, advirtiendo que su negativa podría revelar quién es el verdadero obstáculo para la paz en la región.
Las conversaciones, lideradas por el secretario de Estado Marco Rubio y el asesor de Seguridad Nacional Mike Waltz, resultaron en un compromiso ucraniano para un cese al fuego «inmediato e íntegro» a lo largo de toda la línea del frente, acompañado por la reanudación de la asistencia militar y de inteligencia de EE.UU. a Kiev. En una rueda de prensa desde la Casa Blanca, Trump expresó optimismo: «Ucrania ha dicho que sí. Espero que el presidente Putin también lo haga para que podamos empezar esto». Sin embargo, horas después del anuncio, ataques aéreos rusos sobre Kiev y Járkov subrayaron la fragilidad del momento.
El Kremlin, por su parte, ha mantenido silencio oficial. El portavoz Dmitry Peskov señaló que Moscú espera detalles directos de Washington a través de canales diplomáticos, mientras fuentes rusas sugieren que Vladimir Putin podría prolongar las negociaciones para imponer condiciones como la «neutralidad» de Ucrania, demandas que chocan con los términos actuales. Rubio, tras las conversaciones en Jeddah, afirmó que «la pelota está en la cancha de Rusia», un sentimiento compartido por líderes europeos como el primer ministro polaco Donald Tusk, quien celebró el avance como un «paso hacia una paz justa».
El acuerdo también incluye medidas humanitarias, como intercambios de prisioneros y el retorno de niños ucranianos desplazados, puntos que Kiev considera cruciales. Trump, quien planea dialogar con Putin esta semana, destacó la urgencia de la tregua, pero analistas advierten que la falta de garantías de seguridad a largo plazo podría beneficiar a Rusia, permitiéndole consolidar sus ganancias territoriales. Mientras el mundo espera la decisión de Moscú, la iniciativa pone a prueba la influencia de Trump en un conflicto que ha definido la geopolítica reciente.
