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El X Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), celebrado en Arequipa, comenzó con un seísmo institucional que eclipsó los debates sobre mestizaje, inteligencia artificial y lenguaje claro. La disputa entre el Instituto Cervantes y la Real Academia Española (RAE), sus dos principales organizadores, ha estallado públicamente tras las declaraciones del director del Cervantes, Luis García Montero, contra el responsable de la RAE, Santiago Muñoz Machado.
Durante la rueda de prensa inaugural, ambos directores evitaron un enfrentamiento directo, pero dejaron patente la ruptura. García Montero afirmó que las diferencias “se conversarán en España”, mientras que Muñoz Machado calificó la polémica como “accidentes periféricos” sin relación con el congreso. Sin embargo, el primero volvió a aludir a su homólogo y al posible sucesor que la Academia estaría preparando, reavivando el conflicto.
El origen del enfrentamiento se remonta a unas declaraciones de García Montero, quien criticó que la RAE esté dirigida por un “catedrático de Derecho Administrativo experto en negocios para empresas multimillonarias”, en referencia a Muñoz Machado. La Academia respondió con un comunicado unánime de repulsa, acusando al poeta de enturbiar un evento clave para la cultura hispana.
A la disputa se sumaron otras voces, como la del escritor Álvaro Pombo, quien arremetió contra García Montero en un artículo mordaz. Todo ello en un contexto político convulso en Perú, país anfitrión, que afronta la destitución de su presidenta Dina Boluarte y la polémica sobre su sucesor, José Jerí.
Entre tensiones institucionales y crisis políticas, el CILE arranca en medio de un clima sísmico, tanto literal como simbólico, bajo la sombra de los volcanes que rodean Arequipa.
