Había un senador en pantalón corto y un magistrado del Tribunal Supremo, con toga, que llevaba zapatillas deportivas. Quiero decir que era todo muy americano. Estaban Elon Musk, el propietario de X (antes Twitter); Jeff Bezos, el propietario de Amazon; Abascal, el presidente de Vox; Milei, el presidente de Argentina; Meloni, la primera ministra de Italia. Había más gente, pero fíjense en estos. ¿Es el inicio de una nueva era? Pues puede ser. “Yo no empiezo guerras, las termino”, dijo Trump. ¿Diría lo mismo si tuviera que defender a Taiwán de un ataque de la China continental? ¿Diría lo mismo si Irán atacara a Israel, algo bastante improbable porque Israel acabaría en diez días con Irán? Y dijo Trump otra cosa que a mí me gustó (llámenme fascista, ahora): “A partir de hoy en los Estados Unidos sólo hay dos sexos, el masculino y el femenino”. Es que siempre había sido así, hasta que en California nació la moda woke, una caca. Y el público se puso en pie y comenzó a aplaudir hasta que Trump los mandó sentar. Si entran en Pipol, aquí al lado, verán que hay una foto de la Estatua de la Libertad cargando unas maletas, como yéndose de Nueva York. ¿O será que está regresando? Ayer Trump le cambió el nombre al Golfo de México y lo rebautizó como Golfo de América; y “tomó”, en plan futurible, el Canal de Panamá, que los panameños han dejado de la mano de los chinos. Guardó silencio sobre Groenlandia. Trump anunció aranceles para los productos que entren en USA, pero probablemente no a los que lleguen desde Italia y desde Argentina, por ejemplo. ¿Y España? España se encuentra en la cola del mundo si Trump la ignora. Y la ignora porque ha oído hablar de un tal Sánchez, de refilón, y no lo soporta. Lo soporta menos que yo, que no lo trago. Incluso una vez, la única vez que se vieron, lo mandó a sentarse. Trump tiene la obsesión de aniquilar a Irán y le hará la vida imposible a los persas, igual que los iraníes le hacen la vida imposible a casi todo el mundo. Ya dije que le importa más Irán que China o Rusia. Trump va a acabar con la guerra de Ucrania y aseguró que los Estados Unidos pondrán sus pies en Marte, más pronto que tarde. El discurso puede gustar o no gustar, dependiendo de la tendencia de cada cual, pero a los de Hollywood y a los progres de eso que llaman cine comprometido les cortó el rollo: aquí no hay sino machos y hembras. ¿Cómo estarán Almodóvar y los raros que producen y dirigen malas películas en España, como esa, “Amantes pasajeros”?, que es también de Pedro y es también otro bodrio. A Trump nunca le darán un Goya los progres de los Goya. Pero el presidente ha dicho que hoy se abre una edad de oro en los Estados Unidos. Los inmigrantes ilegales, deportados a sus lugares de origen. Igualito que en Europa. Y ni una sola alusión al viejo continente en el discurso. Y en la tribuna, por Europa, Meloni y Abascal. La verdad, una representación al menos exigua. Y pobre. No fue ni Napoleonchu, nuestro reducido ministro de Exteriores. Es que el mundo de los bajitos tiene fecha de caducidad. No sé, a mí me dio buena espina el ambiente festivo de los Estados Unidos de América. Yo, por si acaso, le he pedido a Félix Lam que me mande un jersey de esos que venden en la calle con el nombre de Trump. Por si acaso. Me lo pondré en Carnavales. Junto al Charlot, paz descanse.
domingo, 18 mayo,2025
