Me gustaría saber qué fue a hacer Pedro Sánchez a Gambia, Senegal y Mauritania, porque aquí sigue el goteo de inmigrantes ilegales, ahora con el añadido de algunos procedentes de Afganistán, cuya filiación y antecedentes se ignoran, y que pueden estar contaminados por las malas costumbres regionales. Es un auténtico desastre.
Pedro Sánchez, en su alegre periplo por esos países –a Marruecos no se atrevió a ir—, no consiguió absolutamente nada. Ni un triste acuerdo, al menos en la práctica.
Ahora llegan afganos, que hacen un viaje de miles de kilómetros hasta Marruecos para poder entrar en Europa por Canarias. Vienen aseaditos: afeitados y con otra vestimenta que la tradicional del país de procedencia. Como no traen papeles, la policía no sabe quiénes son, ni lo que son. Incluso están una larga temporada viviendo a costa nuestra, como el resto de los arribados.
Parece lógico, España es un país compasivo y dadivoso, un país de acogida, Frontex para Canarias no existe, no se sabe –nadie lo sabe— dónde van a parar esas personas que llegan ilegalmente y todo esto que estoy diciendo es políticamente incorrecto. Hasta me podrían sancionar, hasta ahí llega el esperpento legal. Al margen de todo, pero que es lo principal, la pérdida de vidas en el mar: en los últimos cinco días, 56 personas. Una tragedia.
3.055 personas llegadas en cinco días habla de que las mafias siguen funcionando, pero también puede haber un negocio redondo para algunas ONG. No descarten ustedes esta posibilidad, de la que existen sospechas. Sospechas fundadas, no crean.
Deberían ser investigadas para saber en qué se gastan el dinero de los canarios y de los españoles, si es que el dinero del Estado, o sea el nuestro –el prometido a cambio de sostener a Pedro Sánchez—, ha llegado o sólo son promesas vanas, como acostumbra a hacer el habitante de La Moncloa. Cuantos más inmigrantes arriban, más dinero para las ONG. Esta ecuación está cantada.
Hay hoteles ocupados exclusivamente por los inmigrantes, a los que hay que alimentar y atender sanitariamente, hay casas particulares alquiladas para ellos; hay servicios, sobre todo en la educación y en la sanidad, sobrepasados por exceso de pacientes (no sólo inmigrantes, que parece lógico y justo que sean atendidos en igualdad de condiciones que el resto), pero no pueden negar las autoridades de que lo que decimos es verdad. Y que las llegadas incrementan la demanda de servicios.
El exceso de población de Canarias está desestabilizando la economía de las islas. Y no decimos eso de que hay demasiados turistas, que a lo mejor, pero los turistas traen dinero y lo dejan aquí. Sí hay demasiada gente que viene, ociosa, que no trabaja y que sólo pone la mano y a la que, lógicamente, hay que alimentar y atender.
Europa ha tomado medidas para evitarlo pero España, no. España, en el caso de Sánchez, sólo cambia millones para las ONG por el triste voto de CC en el Congreso. Pero el dinero que le da Sánchez a Canarias procede de los impuestos de los canarios y de los españoles en general. O sea, que estamos en el centro del círculo vicioso.
Y, por lo que se ve, no hay salida: 3.055 personas más en cinco días y 56 muertos. ¿No les parece que ya está bien?
Lo único que consiguió Sánchez en su visita a Mauritania, Senegal y Gambia fue un «Efecto Llamada», pues, desde entonces ha aumentado la afluencia de inmigrantes ilegales a Canarias, con el consiguiente aumento del «negocio» de las ONG. «Necesitamos 250.000 inmigrantes, cada año, en España», dijo el Presidente. Dicho y hecho, desde entonces no han parado de venir, «contra viento y marea», y, en estos últimos días, mas aun, incluso en las Baleares.