El próximo papa será el cardenal filipino monseñor Luis Antonio Tagle y Gorkim, según ha afirmado, sin dudarlo y razonándolo, el Chat GPT. Su labor pastoral, su cercanía multicultural, el ex arzobispo de Manila y hoy miembro del Dicasterio para la propagación del Evangelio tiene todas las papeletas y suena como el favorito. Tiene 67 años, es decir, una buena edad para ser elegido, es una persona que se deja querer y además alguien que pone mucha energía en todo lo que hace. No es un cardenal de Francisco, en su sentido estricto, sino que fue elevado a la dignidad cardenalicia por Benedicto XVI. Habla varios idiomas, entre ellos el español, y la curia lo respeta mucho. El Chat GPT destaca su vocación evangelizadora y su labor en distintos destinos, encargada tanto por Benedicto XVI como por el papa Francisco. Sería un papa de consenso y, desde luego, Tagle es una figura en alza dentro de una Iglesia Católica cada vez más dispersa territorialmente, aunque cada vez también más difusa entre sus propios fieles y, desde luego, la más nutrida entre las creencias de todo el mundo. En cierta ocasión le preguntaron al cardenal Tagle si el papa Francisco era, a su juicio, un revolucionario y él se echó a reír y contestó al periodista: “No, él quiere una iglesia pobre y eso significa volver a Jesucristo, ¿qué revolución ve ahí?”. Parece que este espíritu le asemeja a Francisco y si sigue su doctrina tendría que rematar todo lo que el papa recientemente fallecido dejó a medias, que fue mucho. Enfrente tiene un bloque muy conservador, formado sobre todo por cardenales italianos, norteamericanos, alemanes y hasta algún africano. Algunos vaticanistas dicen que ya toca un papa italiano (Mateo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, 66 años, arzobispo de Bolonia), pero lo cierto es que por mucha IA a la que se acuda, el cónclave es un conglomerado ideológico, donde las conversaciones son secretas, discretas y al que los cardenales entran ya con una idea del nuevo papa en la cabeza. Existen compromisos anteriores y posteriores entre los purpurados porque luego se conformará la poderosa curia que regirá al mundo católico y el Estado más pequeño pero uno de los más influyentes del mundo. De cualquier manera, el Chat GPT cuenta en su corta existencia con muchos aciertos en situaciones similares, aunque sea la primera vez que se aplique a la elección de un pontífice. Se podrá medir la relación de fuerzas de algo creado por el hombre –el propio Chat— y el Espíritu Santo, que es obra divina. Curioso dilema, ¿no? ¿Quién gana aquí, el Dios de los católicos, representado por el Espíritu Santo en la voluntad de los cardenales, o el algoritmo mundano y terrenal del ser humano que ya ha elegido al nuevo papa? Miren, yo prefiero en esto a lo más antiguo: al Pulpo Paul, que nos dio el Mundial de Sudáfrica. Pero el pulpo tristemente falleció.
miércoles, 18 junio,2025