Hoy me va a salir esto muy internacional. Han secuestrado en Caracas a Rafael Tudares, yerno de Edmundo González Urrutia, cuando llevaba a sus niños pequeños al colegio, en el primer día de actividad escolar. Lo estaban siguiendo, seguramente, y aprovecharon la circunstancia del inicio de las clases para secuestrarlo. Los iban estaban encapuchados, según testigos presenciales. Los autores pueden ser desde delincuentes comunes a policías, paramilitares, militares y toda la basura del régimen, que no es poca. De momento no se tienen noticias, ni han pedido un rescate, hasta el instante en que escribo. Venezuela es un caos, me dicen desde allí amigos a los que no nombro por razones más que obvias. Una periodista, muy amiga mía, me dice que tiene toda la pinta el país de convertirse en un estado fallido. Añade que las deserciones en las Fuerzas Armadas, a niveles de soldados rasos y de suboficiales, son masivas. A este paso, a Maduro sólo le quedarán los coroneles y los generales, que son los que explotan las minas de oro y cobran dinero del petróleo y del tráfico de drogas. Excluyo a los honestos, que también los hay. Si no se resuelve en estos días, el secuestro del yerno de González Urrutia puede responder a una medida de presión contra el presidente electo para que no jure su cargo, apretando a su familia. No entiendo qué hacía parte de su familia en Venezuela en medio de este régimen de locos que es el chavismo. Tenía que haberla sacado de Venezuela hace tiempo para evitar chantajes como el que se va a producir, sin duda. Yo apunto al régimen, no a la delincuencia común. Pero luego lo disfrazarán de delincuencia común. En Venezuela todo el mundo juega con las cartas marcadas desde hace mucho tiempo. Estaremos atentos, a ver lo que ocurre en las próximas horas. Edmundo González estará acompañado en su viaje a Caracas para juramentarse como presidente por ex primeros mandatarios de América Latina, con el colombiano Andrés Pastrana a la cabeza. Este secuestro añade un problema más a la serenidad necesaria que tiene que mostrar Edmundo González ante sus horas más difíciles. Maduro y Diosdado Cabello, sanguinarios y narcotraficantes, no escatimarán esfuerzos para dañar a su rival electoral, que ganó limpiamente las elecciones de julio pasado.
Hablando de otra cosa, murió Jean-Marie Le Pen, líder de la ultraderecha francesa hasta que su hija Marina le arrebatara el poder de su partido, el Frente Nacional, y le expulsara, sobre todo a causa del anti semitismo del dirigente fallecido. Racista, xenófobo, Le Pen era un peligro para Europa, aunque los franceses que aceptaron su ideología se fueron distanciando de él y acercándose a las posturas más moderadas de su hija, que en Francia es una líder para un sector amplio de la población. En fin, ya les decía que esto me salía hoy muy internacional. Estemos atentos a Venezuela, ya metidos en la crónica vamos a llamarla externa. La cosa está que arde. Mis informantes me dicen que si la manifestación gigante convocada para el día 9 es un éxito, si la gente no tiene miedo, podría ser el final del régimen. Yo lo dudo: el régimen tiene las armas y el terror es su especialidad.
