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martes, 30 septiembre,2025

Sébastien Lecornu asume el desafío de liderar un Gobierno fracturado en Francia

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Apenas cinco horas después de que François Bayrou formalizara su dimisión como primer ministro, forzada por la derrota en una moción de confianza que él mismo convocó el pasado 8 de septiembre, el presidente Emmanuel Macron anunció a su sucesor: Sébastien Lecornu, su fiel ministro de Defensa, de tan solo 39 años. En un país sumido en una profunda crisis política, Lecornu, el quinto primer ministro en menos de dos años, asume la tarea hercúlea de coser un Parlamento fragmentado y garantizar la aprobación de los Presupuestos Generales, cuya tramitación, prevista para octubre, se perfila como su primera gran prueba de fuego. “El presidente le ha encargado consultar a las fuerzas políticas representadas en el Parlamento con vistas a adoptar un presupuesto para la Nación y construir los acuerdos indispensables para las decisiones de los próximos meses”, señaló un comunicado del Elíseo, subrayando la urgencia de estabilizar un país al borde del colapso político.

La caída de François Bayrou, de 74 años, marcó un nuevo capítulo en la inestabilidad política francesa. Tras solo nueve meses en el cargo, Bayrou se vio obligado a renunciar el martes 9 de septiembre, un día después de perder una moción de confianza en la Asamblea Nacional por 364 votos contra 194.

La rapidez con la que Macron designó a Lecornu, apenas cinco horas tras la renuncia de Bayrou, refleja tanto la urgencia de la situación como la determinación del presidente de mantener el rumbo de su agenda proempresarial. Sin embargo, la elección de Lecornu, un leal macronista y antiguo miembro de Los Republicanos que se unió al movimiento centrista de Macron en 2017, ha generado críticas inmediatas. “Independientemente de las cualidades personales de Sébastien Lecornu, su nombramiento es una bofetada al Parlamento”, declaró el diputado socialista Philippe Brun, encargado de las negociaciones presupuestarias. La designación, que refuerza la influencia de Macron sobre el Ejecutivo, podría alejar a la izquierda moderada y dejar al nuevo Gobierno dependiendo del apoyo del Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen, una perspectiva que inquieta a muchos analistas.

A sus 39 años, Lecornu se convierte en uno de los primeros ministros más jóvenes de la historia de Francia, un dato que subraya tanto su meteórica ascensión como la confianza que Macron deposita en él. Antiguo protegido del conservador Bruno Le Maire, Lecornu abandonó Los Republicanos para sumarse a La República en Marcha en 2017, liderando la campaña de reelección de Macron en 2022. Desde entonces, ha ocupado cargos clave, como ministro de Territorios de Ultramar, ministro de Medio Ambiente y, desde 2022, ministro de Defensa, donde ha supervisado un ambicioso programa de rearme impulsado por la guerra en Ucrania. Su nombramiento estaba siendo preparado desde el lunes por la noche, con Lecornu contactando a posibles ministros y líderes políticos para allanar el camino a su Gobierno.

El nuevo primer ministro se enfrenta a un gran desafío: formar un Gobierno de coalición en un Parlamento donde ningún bloque tiene mayoría absoluta. En la Asamblea Nacional, con 577 escaños, la coalición de izquierda Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES) ostenta el mayor número de diputados, pero no los suficientes para gobernar en solitario. El centro macronista, debilitado tras las elecciones de 2024, depende de alianzas tácticas, mientras que el Reagrupamiento Nacional de Le Pen emerge como un improbable árbitro en las negociaciones.

El principal reto de Lecornu será la aprobación de los Presupuestos Generales para 2026, cuya tramitación comienza en octubre. Con una deuda nacional que supera los 3,2 billones de euros, el nuevo primer ministro debe equilibrar las demandas de austeridad de los acreedores internacionales con las crecientes protestas sociales. El plan de Bayrou, que incluía recortes de 44.000 millones de euros y la eliminación de dos festivos nacionales, fue rechazado por considerarse “socialmente insostenible” por la izquierda y “demasiado tibio” por la derecha.

En Francia, el reloj político no se detiene, y el joven primer ministro tiene los días contados para demostrar que puede coser un Parlamento roto y devolver la estabilidad a una nación al borde del abismo.

Redacción
Redacción
Equipo de Redacción de elburgado.com

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