Por medio de mi amigo Juan Alfredo Amigó, patrono de la Fundación César Manrique, consigo el primer libro de César, reeditado en estos días. Es una nueva edición del volumen “Lanzarote, arquitectura inédita”, que con motivo del cincuentenario del libro homónimo ha lanzado la Fundación. Un ejemplar precioso, en el que el artista rescata rincones de la isla, que luego fueron rehabilitados por él y en los que se inspiró para reformar la isla de Lanzarote entera que con él vivió momentos históricos en su arquitectura tradicional. El libro ha sido revisado en cuanto a erratas y ortografía con relación a la primera edición de 1974, pero se ha respetado absolutamente el contenido. Chelo Niz, secretaria de Dirección de la Fundación, me envía una atenta carta, de la que acuso recibo aquí.
Yo quería mucho a César y juntos vivimos momentos inolvidables. Tengo testimonio de ello a través de un montón de fotografías, algunas de las cuales se han publicado en varios medios durante muchos años. Otras permanecen inéditas y las guardo en mis álbumes inaccesibles, no por nada sino porque tienen tantas cosas encima que su rescate sería laborioso. Y mira que me deshecho de cosas, pero todavía tengo muchas, que no sé dónde irán a parar porque a mis hijas, y es lógico, le interesa más su profesión de funcionarias en la Administración que la mía. Y no se lo reprocho, todo lo contrario. He ido dejando cosas atrás: el archivo de Canarias Confidencial (más de 30 años de información política y económica) en la biblioteca del Puerto de la Cruz; el archivo sonoro de Radio Burgado en el Ayuntamiento de Garachico; y 20.000 volúmenes en esas dos bibliotecas. No sé ni siquiera cómo estarán conservados, ni si han sacado los libros de las cajas. Pero ya me importa un pito todo. Y aunque me importa un rábano, sigo protocolizando todos mis artículos en tomos, en los que hay cosas muy curiosas. Nadie tiene espacio ya para nada, o sea que mi pobre legado será un fracaso, a no ser que ocurra un milagro. Espero que alguien interesado me llame. Como dice la canción de Abba, el ganador se lo lleva todo. Bueno, vamos con una jubilación. Cambio de asunto.
Tras 44 años en Radio Club se jubila Mabel Díaz-Taular Trujillo, que llevó las relaciones con las agencias de publicidad durante muchísimo tiempo y que empezó, como todo aquel equipo extraordinario de Paco Padrón, en Los 40 principales. En vez de enterrar a la gente con los Teides de Oro, que son una funeraria porque casi todos los que los reciben la diñan al poco tiempo, Radio Club debería editar un libro con su historia. Y sobre todo con su historia gráfica, antes de que desaparezcan las fotos, como desapareció la hoja con la firma de Franco de su Libro de Visitas. Yo sé quién se la mamó. Fue un periodista y ya está muerto. Quien dirige hoy Radio Club y algunos machanguillos de su tertulia política no tienen ni puta idea de lo que significó esta emisora en la sociedad tinerfeña, antes de ser colonizada por la cadena SER, reconozco que con unos primeros tiempos magníficos de la cadena y luego pisada por la COPE a tope de Juan Narbona. Radio Club fue un referente, ya no lo es, lo mismo que lo fue la extinta Radio Burgado, de la que me siento orgulloso. Y todo –lo de Radio Burgado— sin un puto duro en la caja, pagando puntualmente un montón de sueldos y trabajando por Tenerife. ¿Alguien me dio las gracias? Nadie, porque este pueblo de mierda lo que hace es otorgar premios de conveniencia a gente sin importancia. Bueno, y a otra con mucha importancia, también es verdad. Y yo me he pasado la vida ayudando a todo el mundo y todo el mundo me huye. Bueno, un poquito jodelón sí que he sido.
Otro cambio de tercio. El otro día comí con Javier Marañón Cañadas, alias El Maraña, cónsul de España en Cancún. Lleva 25 años en el cargo y ha hecho muchos esfuerzos para que las relaciones entre España y México sean cordiales. Ha sido condecorado por Exteriores. Y ha atendido maravillosamente a la gente que acude al consulado, que tiene unos 20.000 españoles inscritos. Ha tramitado miles de nacionalizaciones de mexicanos y de judíos sefarditas. Ocupa el principal consulado de México, si no contamos el Consulado General de Ciudad de México. Lo he entrevistado para el Diario de Avisos; el lunes podrán leer ustedes la entrevista en ese periódico. Javier es un viejo amigo y me alegré mucho poder hablar con él. Lo conozco hace cincuenta años, fue delegado de Aviaco y de Transeuropa y hemos corrido alguna juerga juntos. Sigue con los pañuelos de seda y con la ropa buena, es un pijo de muchos kilates, con su peinadito de godito limpio, aunque nació aquí en Santa Cruz. Y una persona entrañable, a la que quiero mucho. Y esto es lo que les tengo que contar hoy, supongo que mañana habrá más. Mañana será otro día, como decía mi amigo Mauricio Gómez-Leal, director que fue de Radio Juventud de Canarias. También ha muerto.
