Se me ha puesto cara de chimenea

Lo siento, pero se me ha puesto cara de chimenea de tanto mirar para la vieja carcasa instalada sobre el techo de la Capilla Sixtina. Joder, qué angustia. Por fin, cuando los relojes de Roma daban las campanadas de las ocho de la noche, de la chimenea brotó un denso humo negro, que demostraba dos cosas: una, que los cardenales decidieron votar; dos, que ninguno de los 133 purpurados reunidos había alcanzado los 89 votos necesarios para ser elegido papa. A la vista de esta votación, sí se sabe algo más. Que empiezan a sonar con fuerza los candidatos. Fuera de los muros parece que hay una tendencia a hacer papa a los cardenales Tagle (filipino) y Parolin (italiano), pero esto es muy relativo. Hay un canadiense que parece un tapado, un americano agustino que destaca, un patriarca de Jerusalén que aparece en las quinielas. En realidad, nadie sabe nada. Cada uno tiene su candidato. Ayer se volvieron locas las radio y las televisiones españolas contando que Tagle había traído a España, al pueblo que da nombre a su familia, a 23 parientes que lo pasaron pipa comiendo platos locales y haciendo fiestas castas que terminaron siempre con el cardenal cantando. Tagle, además de sus valores sacerdotales, es un cachondo. El humo negro estuvo saliendo durante un cuarto de hora y mañana se celebrarán, en teoría, cuatro votaciones, dos por la mañana y dos por la tarde. Es posible que el jueves, o a más tardar el viernes, salga elegido el sumo pontífice de la Iglesia Católica. Ello significaría que los pasillos han funcionado y las comanditas y las mesas en las cenas y las conversaciones de salón. Por mucho Espíritu Santo que esté por medio, los cardenales son hombres y como hombres actúan. De momento, y que se sepa, al contrario de lo que sucedió en la película “Cónclave”, papisa no vamos a tener y lo siento pero les he hecho un spoiler como la copa de un pino. Mañana puede ser un gran día, pero si las cosas están muy reñidas, ni siquiera eso. 30.000 personas esperaban al humo en la Plaza de San Pedro y 1.400 millones en todo el mundo. Este fin de semana va a ser un carnaval eclesiástico en Roma. Los papas despiertan tal pasión que un día de la Inmaculada, en Roma, mi hija y yo fuimos transportados en volandas por la  multitud desde la Plaza de España hasta la Via Veneto, tan sólo porque querían ver al papa Francisco. En mi vida me había sentido tan estúpido por estar allí.