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sábado, 1 noviembre,2025

Ryanair abandona Tenerife Norte y Vigo, llevándose un millón de plazas a Italia y Marruecos

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En un nuevo capítulo de su prolongado conflicto con Aena, el gestor público de los aeropuertos españoles, Ryanair ha anunciado este miércoles un drástico recorte de operaciones en España que afectará directamente a la conectividad regional y al turismo de bajo coste. La compañía irlandesa, líder en el mercado nacional por número de pasajeros, suprimirá un millón de plazas para la temporada de invierno (de octubre a marzo), lo que representa un 16% menos de asientos respecto al mismo periodo del año anterior. Este ajuste incluye el cierre de su base en el aeropuerto de Santiago de Compostela, la suspensión total de vuelos en Vigo a partir del 1 de enero de 2026 y en Tenerife Norte desde el inicio del invierno, así como reducciones significativas en otros aeródromos como Zaragoza, Santander, Asturias y Vitoria.

Esta decisión no es aislada, sino la culminación de una «guerra abierta» contra Aena, motivada por el anuncio de una subida del 6,62% en las tasas aeroportuarias para 2026 —equivalente a 68 céntimos por pasajero—, que elevaría la media a 11,03 euros. Ryanair acusa al operador monopolístico de priorizar los grandes hubs como Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat, donde se concentra el 85% del tráfico de una red de 46 aeropuertos, en detrimento de las instalaciones regionales infrautilizadas. «Aena ha fallado a las regiones españolas, cuyos aeropuertos están vacíos casi en un 70% de su capacidad», ha declarado Eddie Wilson, consejero delegado de Ryanair, en una rueda de prensa en Madrid. Wilson ha enfatizado que, sin incentivos para fomentar el crecimiento en aeropuertos con menos de tres millones de pasajeros anuales, la compañía no puede justificar inversiones continuadas en rutas poco rentables.

El recorte se traduce en la supresión de 600.000 plazas en aeropuertos peninsulares regionales —un 41% menos de capacidad— y 400.000 en Canarias, donde el invierno es temporada alta para el turismo. En total, se cancelarán 36 rutas directas, muchas de ellas conectando la Península con las islas. Galicia emerge como una de las regiones más castigadas: el cierre de la base en Santiago supone la pérdida de dos aviones (una inversión de 200 millones de dólares) y reduce el tráfico al 20% de su nivel actual, dejando el aeropuerto Rosalía de Castro casi residual. Vigo, por su parte, quedará sin vuelos de Ryanair desde enero, agravando el aislamiento de esta ciudad industrial y turística.

En Canarias, el abandono de Tenerife Norte —donde Ryanair operaba rutas clave con la Península— se suma a ajustes en Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria, reduciendo la oferta en un 10%. «El abandono de estos aeropuertos no es por falta de demanda, existe, pero hay que añadir incentivos para bajar las tarifas, porque no todos los aeropuertos tienen la demanda de Madrid y Barcelona», ha explicado Wilson, advirtiendo de que, sin cambios, «en unos años esos aeropuertos cerrarán». Otros aeródromos afectados incluyen Valladolid y Jerez, que permanecerán sin operaciones de Ryanair durante el invierno, y reducciones drásticas en Zaragoza (-45%), Santander (-38%), Asturias (-16%) y Vitoria (-2%). Este «hachazo» a la España vaciada amenaza con menos inversión, conectividad, turismo y empleo, en un país donde Ryanair contribuye con 28.000 millones de euros al PIB y transporta a uno de cada tres turistas.

La capacidad suprimida en España no se perderá, sino que se reubicará en mercados más competitivos. Ryanair desviará alrededor de dos millones de plazas anuales —incluyendo los 800.000 asientos ya recortados este verano— hacia países como Italia, Marruecos, Croacia, Albania, Hungría y Suecia, donde los gobiernos ofrecen incentivos para impulsar el tráfico aéreo. «Vamos a invertir donde podamos obtener un retorno», ha subrayado Wilson, destacando que estos destinos reducen costes de acceso para fomentar el turismo regional. Italia y Marruecos destacan como principales receptores, absorbiendo aviones y rutas que podrían haber potenciado la conectividad española. Esta migración representa una «catástrofe turística» para las regiones afectadas, según la aerolínea, y subraya cómo la política de Aena está empujando inversiones fuera de España.

Aena no ha tardado en contraatacar, calificando la estrategia de Ryanair de «chantaje» y «extorsión». Maurici Lucena, presidente y consejero delegado del operador, ha acusado a la compañía de «desinformar» y distorsionar cifras, afirmando que las tasas españolas son «extraordinariamente competitivas» y muy inferiores a las europeas. «Si los aeropuertos evolucionaran al son de las exigencias, el lloriqueo y los embaucamientos de Ryanair, a medio y largo plazo dejarían de funcionar bien», ha declarado Lucena, defendiendo que el incremento de 68 céntimos no influye en el precio final de los billetes y que Aena atrae récord de tráfico pese a todo. Además, ha recordado que las aerolíneas han programado un 2,1% más de asientos para el invierno, y que rutas suprimidas por Ryanair pueden ser cubiertas por competidores como Vueling.

Desde el Gobierno, el ministro de Industria, Jordi Hereu, ha anunciado conversaciones con otras aerolíneas para «suplir el abandono» de Ryanair, mientras que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, convocará a la compañía para exigir explicaciones laborales. El PP, por su parte, ha apoyado a Ryanair y exigido congelar las tasas, culpando a Aena de «vaciar de vuelos a la España despoblada».

Lo cierto es que, por ahora, los pasajeros regionales pagan el precio de esta batalla aérea.

Redacción
Redacción
Equipo de Redacción de elburgado.com

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