El Ejecutivo español ha dejado en evidencia su falta de cohesión interna al trasladar a Europa dos posturas completamente antagónicas respecto al gasto en Defensa. Con apenas cinco horas de diferencia, la vicepresidenta Yolanda Díaz y el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ofrecieron versiones irreconciliables sobre el compromiso del país con la estrategia militar europea.
El Consejo Europeo se convirtió en el escenario donde quedaron expuestas las tensiones dentro del Gobierno. Por un lado, Díaz, con un tono marcadamente crítico y evitando preguntas, cuestionó la necesidad de incrementar el presupuesto en Defensa, argumentando que Europa ya destina suficientes recursos militares y que el verdadero reto es coordinar y optimizar los ya existentes. Para la líder de Sumar, la prioridad no debe ser aumentar el gasto, sino evitar una «carrera armamentística sin control».
En el extremo opuesto, Carlos Cuerpo manifestó sin ambigüedades que España está comprometida con el aumento del gasto militar y sugirió que se debe ir «más allá» de los 150.000 millones de euros en préstamos previstos por la Unión Europea. Su mensaje, en un tono mucho más moderado, insistía en que la inversión en Defensa no comprometería el “escudo social”, aunque evitó detallar cómo logrará el Gobierno sortear la oposición de sus propios socios para aprobar estos aumentos.
Este choque de posturas refleja una fractura que el presidente Pedro Sánchez intenta contener. En los próximos días, buscará respaldos tanto en Sumar como en el Partido Popular para sacar adelante sus planes sin depender exclusivamente de los Presupuestos Generales. Sin embargo, la falta de diálogo previo con el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, y la creciente resistencia interna complican la estrategia gubernamental.
Mientras tanto, en Bruselas se debaten instrumentos de financiación adicionales para Defensa, con España presionando para que se incluyan transferencias directas y subvenciones que alivien la carga sobre las cuentas nacionales. La Comisión Europea ha abierto la puerta a más medidas, pero la presidenta Ursula von der Leyen ya ha advertido que el objetivo mínimo del 2% del PIB en gasto militar podría quedar obsoleto, apuntando a cifras superiores al 3%. Un umbral que acentúa aún más la brecha entre los socios del Gobierno y pone en duda la viabilidad del discurso del Ejecutivo español ante sus compromisos internacionales.
